Preservar el Paramillo, un objetivo de exFarc

El frente 18 de la extinta guerrilla de las Farc tuvo como su área de operaciones el Parque Nacional Natural Nudo de Paramillo, por lo que la gran mayoría de sus integrantes, ahora excombatientes, han estado toda su vida en ese santuario natural que comprende los municipios de Tierralta, Puerto Libertador, Montelíbano y San José de Uré, en el sur de Córdoba; e Ituango, Dabeiba y Peque, en el norte de Antioquia.

En sus historias no niegan que ese espacio natural fue el escenario, por décadas, de una cruel de la guerra contra el Estado colombiano. Sin embargo, son enfáticos en que ellos fueron los primeros defensores de los recursos que ofrece el parque natural y, ahora, con el apoyo de las instituciones, quieren dar un paso más para una mejor conservación de este espacio natural.

“Por muchos años luchamos en el Nudo de Paramillo. Este parque tiene una riqueza singular de metales, fauna, flora y para nosotros era muy importante su cuidado; brinda además todas las fuentes para la subsistencia de comunidades campesinas e indígenas”, explica uno de los exintegrantes del frente 18 que patrulló esas montañas.

El proyecto

La Gobernación de Antioquia y el Consejo Nacional de Reincorporación acordaron formular una política pública del departamento que cuente con la participación de exguerrilleros y comunidades de los municipios de Peque, Ituango, Dabeiba, Apartadó y Mutatá, para crear un programa de protectores y vigilantes del medio ambiente que preserven y protejan al parque Nudo del Paramillo.

Según lo comunicado, el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, “mostró todo el interés en respaldar proyectos que dinamicen la economía de esta población y que generen calidad de vida”. Además, espera que con esta idea se beneficien más de 700 exguerrilleros que están en proceso de reincorporación a la vida civil.

La secretaria de Gobierno de Antioquia, Victoria Eugenia Ramírez, agregó que lo que se busca es preservar las zonas ambientales de valor como los páramos y los lugares de reserva de flora y fauna.

“Una de las ideas de los excombatientes tienen que ver con los guardabosques. Ellos estarían recibiendo un sueldo por este trabajo. Cabe aclarar que esto no solo sería para excombatientes de las Farc, pues es una estrategia regional que se viene aplicando con las Corporaciones Autónomas Regionales, CAR, y los municipios”, explicó la funcionaria.

EL COLOMBIANO buscó más información del proyecto con la Gerencia de Paz de la Gobernación, pero, la respuesta de la jefe de ese despacho, Tatiana Gutiérrez, fue que daría información después de Semana Santa.

Por su parte, uno de los líderes del partido político Farc, Pastor Alape, resaltó el apoyo del gobierno de Luis Pérez para consolidar la reincorporación de los desmovilizados y le pidió consolidar, mediante un decreto del departamento, la mesa técnica del Consejo Departamental de Reincorporación y lograr tener una mayor fuerza jurídica.

“Estamos buscando la manera de implementar unas acciones para dejar una política pública en esta región a partir de la participación de los exguerrilleros y las comunidades y desarrollar un proyecto de protección del Nudo de Paramillo”, dijo Alape.

Agregó el exjefe guerrillero que cuidando las fuentes hídricas y las especies de esa reserva, cuya extensión es de 504.014 hectáreas según Parques Nacionales, “se podría garantizar el desarrollo de todo un proceso que permita acabar las economías ilícitas en esos territorios”.

Seguridad, el problema

La salida de las Farc del escenario bélico en el país, que en su momento fue el único grupo armado ilegal con presencia en el Nudo de Paramillo, no significó el fin de los problemas para esa área.

Actualmente los cultivos de uso ilícito en zonas protegidas siguen presentes, por lo que diferentes grupos armados entraron a la región para disputarse a sangre y fuego las rentas ilegales, además de los recursos que ofrece el parque nacional natural.

El Clan del Golfo, Caparrapos y las disidencias de las Farc son los grupos que amenazan el Nudo de Paramillo y, actualmente, los enfrentamientos armados entre estas estructuras tienen un impacto directo en uno de los extremos de la zona protegida, donde limitan los municipios de Ituango (Antioquia) y Puerto Libertador (Córdoba).

“La pelea de estos grupos tiene que ver directamente con el control de los cultivos de coca que hay en esa zona. Los Caparrapos y el residual del 18 (disidencias) tienen una alianza y se pelean con el Clan del Golfo. Nosotros mantenemos operaciones militares sostenidas contra estos grupos”, afirmó el general Juan Carlos Ramírez, comandante de la Séptima División del Ejército, cuando se presentó, hace dos semanas un desplazamiento masivo.

Mientras el Gobierno Nacional y la Fuerza Pública buscan la manera de tener mejor presencia en este santuario natural, la esperanza de quienes lo conocen desde lo más profundo sigue intacta.

“La noticia de que las instituciones ayudarán con su protección es muy buena y beneficiaría a todas las comunidades que están comprometidas con la paz. Ojalá se avance mucho en el tema para cerrarle el camino a los que quieren destruir el parque y llevarse la riqueza de su entorno”, afirmó uno de los excombatientes de las Farc.

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