¿QUÉ ES LO QUE QUIERE LA ANDI?

En estos días sí que hay que pensar en el futuro de los colombianos. Es el futuro para todos, incluyendo a los industriales que gozan de la democracia aun cuando ella sea imperfecta como la nuestra.

Escuché, en una de las cadenas radiales adicta a la mermelada, que el presidente de la Andi había afirmado que ellos, los industriales, no debían participar en esta campaña para elegir presidente. Es decir, dejarles la decisión a quienes sí saben del valor de los votos y saben aprovecharse de las mayorías, aunque esas mayorías sean después de descontar la peligrosa abstención. No participar es dejar que una minoría maneje los asuntos del Estado, incluyendo la política económica en general, la comercial, la industrial y todo aquello que afecta o beneficia los bolsillos de los colombianos. Esa indiferencia pone en peligro la estabilidad económica del país, la seguridad, la salud, la educación y todo aquello que funciona o no funciona en Colombia.

Quisiera saber si el presidente de tan prestigiosa agremiación quiere que vuelvan los asaltos a los vehículos que transportan su mercancía de exportación. O que traen al interior del país la materia prima para surtir las industrias que él representa.

Tal vez no recuerda los años anteriores a la llegada de Álvaro Uribe a la presidencia de Colombia, cuando ni los carros particulares podían transitar por las carreteras de Colombia, situación que vivimos nuevamente.

No debe recordar que no se podía ir al campo a descansar de una semana de trabajo, que las industrias se tenían que cerrar, que los carros repartidores de productos eran asaltados para robar su contenido.

Estamos en una coyuntura de difícil definición; si queremos una paz negociada con penas para quienes cometieron delitos de guerra y de lesa humanidad, o una paz negociada para darles todos los privilegios de la democracia a los terroristas, a los asesinos de las fuerzas militares, de familias enteras, a los reclutadores de niños para la guerra, a quienes (así sean del ELN) asesinaron a 4 policías en Saravena y se pasaron para donde nuestro nuevo mejor amigo del país vecino.

Hay que pensar si no votamos, o votamos en forma equivocada, y dejamos que esos terroristas narcotraficantes se beneficien llegando a un congreso para proponer y aprobar leyes reguladoras de la economía, de la empresa libre y privada, que orienten la educación, que manejen los recursos para la salud, que impongan o quiten en forma demagógica impuestos, que manejen la política de exportaciones e importaciones, que copien la política de nuestro nuevo mejor amigo que importa y no paga y que no exporta porque ya no hay empresas productivas.

Pensemos en la responsabilidad del voto y en la responsabilidad que tienen los líderes empresariales para orientar bien a sus asociados y, entre todos, sacar a Colombia de este de esta encrucijada.

La oportunidad del voto que nos da la democracia no es para despreciarla y dejar en manos de los violentos y los apátridas el futuro de nuestro país.

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