¿QUIÉN MIENTE?

Dice el señor Santos que la oposición ataca el proceso de paz con mentiras y pretende que los colombianos nos creamos "a pies juntillas" sus afirmaciones de que en La Habana, solo se está buscando la transición a la democracia de unos adalides de la justicia social que se alzaron en armas, para conseguir lo que por otros medios nunca pudieron.

Posiblemente estos vejetes, allí reunidos, están muy cansados de la lucha y de las exiguas condiciones de vida, a las que han estado sometidos en esos largos años de práctica del terrorismo, secuestro, extorsión, trata de personas, pederastia, reclutamiento de niños para que sirvan de carne de cañón, narcotráfico, instalación de minas antipersonas, minería ilegal, tráfico de armas y combustibles y, en fin, todas esas acciones tendientes a conseguir dinero por medios ilícitos, que los han convertido en personajes con grandes fortunas que no pueden disfrutar, debido a que son perseguidos como alimañas peligrosas para la humanidad.

Si es verdad que quienes estamos cuestionando la forma en que se está negociando el futuro institucional de Colombia mentimos, le solicitaría a quien afirma eso que nos respondiese algunos, no todos, interrogantes que se nos vienen a la mente cuando vemos las afirmaciones de los representantes de esas fuerzas terroristas, afincados desde hace más de un año en los mejores hoteles del otrora paraíso caribeño.

¿Cómo así que no reconocen las instituciones judiciales colombinas para que adelanten los juicios respectivos a sus delitos?

¿En qué consisten las afirmaciones con respecto a la no entrega de las armas?

¿De qué manera se conformará la constituyente que ya el ministro de Justicia empezó a promover?

¿Cuántas curules obtendrán, en caso de que se adelante esa constituyente esos facinerosos, sin poner ni un solo voto?

¿Por qué se está ventilando el tema de la extradición, en estos momentos en donde no hay razones para traerla a cuento?

¿De dónde vienen las propuestas para que Colombia denuncie el tratado que lo vincula a la Corte Penal Internacional?

¿En qué consistirán las zonas de reserva campesina que viene promoviendo desde tiempo atrás, los narcoterroristas sentados en esas mesas de la iniquidad?

¿Hasta dónde se estirará la justicia transicional de la ley de justicia y paz, aprobada a punta de mermelada, para favorecer la impunidad de los delitos atroces cometidos por estos individuos?

¿Por qué promovió y logró la aprobación de la reforma a la Constitución, para que se pudiese adelantar un referendo ratificatorio para acuerdos desconocidos, en fechas coincidentes con elecciones regulares?

De verdad estas son unas pocas preguntas, seguramente otros ciudadanos tendrán muchas más y todas merecen una respuesta clara y contundente para, de una vez por todas, encontrar a los verdaderos y mentirosos enemigos de la paz.

No se encuentra la paz acallando las armas o, como dicen los enmermelados, cambiado balas por votos; la paz se logra con justicia pronta, adecuada al delito y con reconocimiento de las víctimas y, con un ingrediente muy importante, desarrollo social y equitativo en donde todos podamos progresar de acuerdo con nuestras capacidades y oportunidades. Si quienes pedimos esto somos mentirosos y enemigos de la paz, estamos entonces entrando al extraño mundo de los mitómanos enfermizos en donde falsean la realidad para encontrar su propia paz.

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