Reflexiones de fin de año

2014 fue un buen año para la democracia. Por primera vez en mucho tiempo, un partido político claramente identificado con una doctrina ideológica, disciplinado, mayoritariamente integrado por personas nuevas en la política, hace presencia en el panorama electoral de nuestro país.

Bajo la égida del presidente Uribe, un grupo de ciudadanos, preocupados por el rumbo equivocado por el que Juan Manuel Santos está llevando a Colombia, nos pusimos en la tarea de conformar un partido político. Sin maquinarias, sin dinero, con buena parte de la prensa en nuestra contra, con muchos de nuestros líderes naturales perseguidos infamemente por la justicia, salimos a las calles a buscar firmas. Motivados por el sueño de reconducir al país hacia la senda acertada, ese pequeño grupo fue creciendo exponencialmente hasta llegar a lo que es hoy en día: el principal partido político de Colombia.

El Centro Democrático no es una manifestación coyuntural, ni una asociación temporal con fines electorales. Es, para orgullo de nuestra patria, un ejemplo de partico político en el que hay cabida para todos los ciudadanos, independientemente de su origen ideológico, económico o social.

No hay que ser de izquierda o de derecha para identificarse con el Centro Democrático. Solo hay que anhelar un país en el que la seguridad sea para todos, en el que empresarios grandes y pequeños, nacionales y extranjeros puedan invertir con total tranquilidad. Basta con estar de acuerdo en que exista un diálogo permanente con la comunidad como condición esencial para poder trazar una política pública que se ajuste a las necesidades de la gente y no a los intereses de unos pocos. Los integrantes del Centro Democrático no estamos de acuerdo con un estado gastón, amigo del derroche. Creemos que la austeridad oficial es un elemento fundamentalísimo para la estabilidad y progreso de nuestra nación. Y todos estos elementos son los factores constitutivos de una sociedad cohesionada, en la que no existan luchas de clases, ni resentimientos de unos hacia otros por falta de igualdad en las oportunidades.

Tuve el honor de ser invitada por el presidente Uribe a integrar la lista que el Centro Democrático presentó en el departamento de Antioquia. Gracias a el liderazgo de este gran hombre y a la generosidad del pueblo antioqueño salí elegida y desde el pasado 20 de julio he venido trabajando denodadamente para cumplir con los proyectos y propuestas que como partido político les presentamos a quienes depositaron su confianza democrática en nosotros.
El año que viene será definitivo para nuestro país. Según se ha dado a entender por parte del gobierno nacional, es posible que se llegue a un acuerdo como resultado del diálogo que se adelanta con el terrorismo en La Habana.
Hemos dicho una y otra vez que en el uribismo no somos enemigos de la paz. Somos y seguiremos siendo enemigos de la paz con impunidad. Si los terroristas quieren dejar de asesinar, de secuestrar, de traficar con drogas ilícitas, de desplazar campesinos, de reclutar menores de edad, de atentar contra la infraestructura nacional, de extorsionar a los empresarios que generan empleo, es una noticia que debemos recibir con alegría y entusiasmo.
Pero eso no significa que los crímenes cometidos queden en el olvido, ni que nos convirtamos en sus cómplices al pretender que las víctimas, que merecen reparación y justicia, sean maltratadas con el látigo ignominioso de la impunidad.

Una paz con impunidad, desafortunadamente será el pago inicial de una nueva violencia. Lo que los colombianos demandamos es una paz sólida y duradera y por eso desde el Centro Democrático hemos venido planteando que aquello sólo se alcanza con una dosis muy importante de justicia.

No quiero terminar estas líneas sin desearles a mis electores y quienes no votaron por nuestra lista, que el año 2015 venga colmado de oportunidades y felicidad para todos. Mi compromiso de seguir trabajando por una mejor Colombia se renueva día a día porque tengo la certeza de que con la ayuda de Dios y con el respaldo de mis compatriotas, vamos a sacar a nuestro país del atolladero en el que se encuentra.

¡Feliz año nuevo!

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