Reflexiones sobre Principios

Independientemente del juicio que nos merezcan tanto las políticas internas como las internacionales de los diferentes gobiernos de Estados Unidos en el tiempo, ratifico nuevamente mi admiración y respeto por el gran país del Norte. Han sido buenos, malos y regulares, para todos los gustos, pero todos han mantenido vigentes los principios fundamentales de la libertad y la vida en democracia. Lo han hecho internamente, pero también han sabido convertirse en referencia protagónica en el mundo entero cuando su acción ha sido solicitada o necesaria. Errores y excesos, bastantes, sin embargo continúan siendo la referencia obligada para la defensa de los principios en los cuales creemos y por lo cuales luchamos.

Repasando la historia de Estados Unidos encontramos bastantes americanos que además de sostener valores sólidos, tuvieron el coraje de convertirlos en leyes y construyeron instituciones estables. La base, el respeto a una Constitución que se mantiene intacta, a pesar de las Enmiendas realizadas para actualizarla permanentemente. Allí se recoge lo básico del contenido de la Declaración de Independencia del país.

Los Padres crearon un sistema adecuado para la búsqueda de la felicidad y el bienestar general, el fortalecimiento individual de la persona humana, el progreso y el ejercicio de la libertad responsable. A lo largo de la historia han mantenido el esfuerzo necesario para impulsar la cultura y todos puedan vivir de acuerdo a sus propias convicciones de manera civilizada. Por todo esto y mucho más, los admiro profundamente.

No podemos decir lo mismo con relación al desarrollo histórico de las naciones al Sur del Río Grande. Lamentablemente, a pesar de que la mayoría de las múltiples Constituciones que hemos tenido, consagran principios similares, pareciera que son de plastilina, de goma, que se estiran y encogen de acuerdo a los intereses y caprichos de quienes controlan el poder. A veces hasta los desconocen integralmente, utilizando el poder para retenerlo y enriquecerse, aunque sea sobre la base de la represión y la violencia física e institucional. Abundan los presidentes y gobernantes que se mueven en dirección contraria a lo pautado e incumplen descaradamente con las obligaciones constitucionales existentes.

En Latinoamérica en general, y en Venezuela particularmente, crecen las asignaturas pendientes en torno a las prácticas políticas, el funcionamiento de las instituciones políticas incluidos los partidos, y los fines mismos de la democracia. Estamos atrasados en la necesaria reacción para detener el deterioro y la descomposición que se multiplica en progresión geométrica. No es fácil. La lucha que se requiere es trasnacional y debe asumirse con firmeza. Rechazamos ese disfraz tramposo de los oportunistas que llaman imparcialidad. Gracias a ello en muchas partes se equipara a las víctimas con los victimarios y la impunidad profundiza la realidad. Hay que estimular la construcción de una gran Alianza por la Libertad y la Democracia.

oalvarezpaz@gmail.com

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