Reflexiones sobre el Partido Uribe Centro Democrático, su estructura y sus estatutos – Parte 3

ALGUNAS REFLEXIONES DEL PRESIDENTE ÁLVARO URIBE VÉLEZ SOBRE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

En julio de 2013, en una intervención en el taller Democrático celebrado en Ibagué, el presidente Uribe pronunció una conferencia sobre el partido político que queremos fundar para participar en la vida política de la nación y trascender en la historia.

El Centro de Pensamiento Primero Colombia ha intentado recuperar su grabación y participar a toda la militancia uribista ese texto. Nuestro esfuerzo no ha contado con suerte, pero esperamos que la oficina de prensa de Uribe Centro Democrático nos de pronto la buena noticia de que logró rescatarlo del anaquel del olvido al que parece estar condenado por ahora.

Mientras tanto, compartimos con ustedes otro documento del presidente Uribe: Los partidos políticos, puerta abierta a la democracia participativa. Se trata de un ensayo leído en la  Instalación de la tercera reunión del foro interamericano sobre partidos políticos, celebrado en Cartagena el 23 de noviembre de 2003.

Estas son algunas píldoras sobre los partidos políticos que bien podrían considerarse como lineamientos para pensar en el carácter y la estructura del partido que queremos:

  1. La democracia representativa y sus agentes, que son los partidos y movimientos políticos, se requieren para definir a través de la agrupación popular, los lineamientos filosóficos, políticos y programáticos del Estado, de los gobiernos y de las propuestas alternativas.
  2. La democracia participativa, tiene que ser el método de relación de los ciudadanos con los partidos y los movimientos a los que pertenezcan o habrán de pertenecer; de relación de los ciudadanos con la institución parlamentaria representativa, también con los gobiernos y de manera más puntual con los procesos descentralizadores.
  3. Los partidos y movimientos tienen que ser ampliamente participativos y deliberantes en su interior. Partidos cerrados a las personas y mediante dogmas, cerrados también al debate de las ideas, parecerían carecer de espacio en la prevalente tendencia pluralista.
  4. Los pueblos, en determinadas circunstancias, pueden vivir sin los partidos. Los partidos, en ninguna circunstancia pueden vivir sin el pueblo, sin el contacto diario con él, sin pulsar sus anhelos y esperanzas, sin oír sus críticas y reclamos.
  5. En Colombia, la unidad y duración de los partidos ha sido el resultado en buena parte de la existencia de tendencias, que indistintamente han resuelto sus discrepancias por procedimientos internos o con apelación directa al electorado. La solución al interior se ha dado por acuerdos o votaciones. La apelación al pueblo ha producido que los partidos se dividan, pierdan elecciones, pero también, aunque parezca paradójico, ha garantizado su duración histórica.
  6. Los partidos no necesitan que el Ejecutivo los fortalezca y consolide con sobornos burocráticos que los apaciguan y destruyen.
  7. La unión interna de los partidos no se estimula con halagos de los gobiernos sino con el trabajo cotidiano, persistente, inteligente y leal de su liderazgo, que se desvela pensando en el bienestar del pueblo. Así se construyen los partidos, se conserva su unidad y se mantiene la vocación de triunfo.
  8. La democracia participativa no se agota al interior de los partidos pues tiene un espacio necesario enfrente del Ejecutivo, del Congreso y de la descentralización.
  9. La relación del Ejecutivo no se puede limitar al Congreso ni a los partidos. El Ejecutivo requiere un trabajo permanente y directo con el pueblo. Esto contribuye a verificar los mensajes que transmiten el Congreso y los partidos. También a recibir la presión de la ciudadanía que sacude al Ejecutivo de la negligencia en que incurre cuando se siente en el ficticio paraíso de pensar que todo anda bien.
  10. Uno de los imperativos de nuestro tiempo radica en reconocer el carácter de co-legislador del pueblo. Esto es, la intervención de la democracia participativa para garantizar el mejor producto en la actividad de las instituciones representativas. De ahí que hoy no se requiera tanto el tamaño del Congreso como su integración con la ciudadanía.
  11. Y la ciudadanía, sujeto de la democracia participativa, requiere escenarios de expresión directa para la toma de decisiones oficiales, para contribuir a ejecutarlas y para vigilarlas.
  12. La participación ciudadana directa es lo único que garantiza que los recursos lleguen directamente a la gente, que construyan equidad, que haya transparencia y que se pueda asignar la responsabilidad política a quienes fallen en el proceso de conducción de los asuntos públicos, por ejemplo, en la ejecución de las tareas de la descentralización.
  13. La participación ciudadana directa puede darse por intermedio de los partidos y a través de todas las formas posibles y legítimas de organización como gremios, sindicatos, agrupaciones religiosas, Ong's y asociaciones en general. La diferencia entre los partidos y las demás organizaciones ciudadanas radica en que sobre los primeros recae la mayor responsabilidad de la orientación política del Estado y los gobiernos.
  14. Dos párrafos de Radbruch, traen muy bien la justificación plena del equilibrio entre democracia representativa y participativa. La formación de mayorías y minorías operativas políticamente, pasa, inevitablemente, por la estructuración de las mismas en partidos o coaliciones. Lo advirtió el filósofo y jurista en 1930 al señalar que en una concepción sociológica -y no simplemente ideológica- de la democracia: "el pueblo no se compone de hombres libres e iguales sino de grupos o partidos de distinta magnitud". O sea, según su texto:
    "…mayorías y minorías no son el resultado de votos libres e iguales sino expresiones predeterminadas del mayor o menor influjo de cada partido. Los electores no son libres, no son personalidades individuales, sino miembros o seguidores de un partido…. el diputado no es una personalidad solamente vinculada a su conciencia y sometida al mandato imperativo, sino que es un ejemplar del género partido…"
  15. Para evitar el abuso que denuncia el filósofo y jurista, los partidos requieren estar integrados por seres humanos, pero que sean libres. Y para garantizar esa libertad el individuo debe disponer de la posibilidad de la militancia partidista o de la participación directa en las tareas públicas, de manera combinada o excluyente.
  16. Los partidos son los órganos originarios de la formación del Estado, por ellos empieza a construirse el edificio estatal. Son los protoórganos estatales, como que ellos insertan al pueblo orgánico -no a la masa amorfa e inorgánica- en las instancias de decisión del Estado. Huelga citar a Radbruch en este sentido:
    "…los partidos como último órgano de creación de todos los demás órganos, ya que sin su mediación, la masa amorfa no podría derivar de sí misma los órganos del poder del Estado".
  17. En síntesis, para que los individuos no integren una masa amorfa, circunstancial e impredecible, se requieren los partidos y movimientos, esto es, la base de la democracia representativa. Pero para que los individuos no enajenen su libertad, se necesita un gran espacio de democracia participativa.
  18. Sin equidad no hay partidos capaces de sostener la legitimidad democrática. Para construir esa equidad social trabajamos siete temas: la revolución educativa, la protección social en salud y alimentación, el impulso a la economía solidaria, el manejo social del campo, de los servicios públicos, la construcción del país de propietarios y la lucha por  la calidad de la vida urbana.

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