REVOLUCIÓN Y SOCIALISMO, DOS FABULAS DEL CASTROCHAVISMO

En el léxico político, dos términos bastante prostituidos son “revolución y socialismo” recordando que Hitler también hacía apología de ese par de palabras, llamándose socialista ya que fundó y dirigió al Partido Obrero Nacional Socialista (Nazi) también proclamaba la revolución y la emancipación de los pobres, exigiendo rabiosamente el pan para los hijos de Alemania, y qué decir de Mussolini que salió del Partido Socialista Italiano, para crear el fascismo y volverse más revolucionario, por  ello la tragicomedia de Venezuela se enmarca dentro de la bufonería del castrochavismo, que pretende con su discurso miserabilista engatusar a las masas venezolanas que buscan verdaderamente liberarse del engendro neocomunista.

Fue así como en la encerrona que montó el régimen Venezolano el pasado 10 de abril sobre el supuesto dialogo, con la complacencia de los cancilleres de tres países Colombia, Brasil y Ecuador avalados por Unasur, para desmontar la protesta social, el Secretario General de Acción Democrática Henry Ramos Allup, mostro con la Constitución en la mano que en ella no se hacía referencia en ninguna parte a las palabras socialismo o revolución, con lo cual se enfatiza que toda esa verborrea castrochavismo, no es más que una forma de crear sofismas para buscar comprometer al pueblo en la defensa de una causa perdida como es el Socialismo del Siglo XXI.

Esa revolución no pasa de ser un método de hampones para acabar de saquear a Venezuela, en donde si la revolución es eterna el robo será para siempre, advirtiendo que con la consigna chavista de que nunca volverán los que están en la oposición, el gobierno bribón hace una analogía con lo que decía el Fuhrer, quien planteaba que el Tercer Reich duraría mil años, pero más ambicioso es el castrochavismo que busca estar en el poder por toda la eternidad, heredándoles a las futuras generaciones un sistema oprobioso que niega en primer lugar la libertad individual, envileciendo a hombres y mujeres.

Así que Maduro y su camarilla pretenden ganar tiempo con eso de los diálogos, para preparar el zarpazo en contra de la oposición, asesorados por el sátrapa Fidel Castro, un experto y astuto criminal en eso de desmovilizar a las masas mediante el terror, por ello hasta que no haya liberación de todos los presos políticos, con el retiro de los asesores Cubanos y el regreso de los exilados, sin represión en contra de las protestas, no puede haber conversaciones, ya que debe haber prerrequisitos para instalar la mesa de diálogos, pues se está frente a los seguidores del engendro marxista leninista que como secta, usa todas las patrañas habidas y por haber para rendir a sus rivales, así que la oposición venezolana no puede ser ni ciega ni sorda, ante los apremios del momento.

Las pretensiones insondables del castrochavismo, no se pueden medir fácilmente  en unos diálogos, pues sus perversas ambiciones son un producto diabólico para someter a los semejantes a sus instintos insanos, por lo cual hay que proclamar vehemente que el Socialismo del siglo XXI es un fracaso antropológico, político, social e histórico en Venezuela, y que su proyecto Latinoamericano mediante el Foro de Sao Pablo, con el que se busca esclavizar a los pueblos de la región reciclando el comunismo totalitario es un fiasco.

Por lo cual no es descabellado exigirle al régimen venezolano la cancelación inmediata de su modelo político y económico, renegando del Socialismo del Siglo XXI o neocomunismo, resaltando que con el fin de alcanzar la paz en Sudáfrica, la minoría blanca tuvo que renunciar a la segregación racial que representaba el totalitarismo del apartheid, de la misma manera el gobierno chavista debe abjurar expresamente del marxismo leninismo, separándose de Cuba para que la tierra de Bolívar deje de ser una colonia de esa isla, en donde Fidel Castro hace las veces de emperador.

La tal revolución y el socialismo que usan Maduro y sus cómplices en Venezuela son simples entelequias para engañar idiotas, porque los propósitos de fondo de la pandilla chavista, es acabar con cualquier resquicio de inconformismo para radicalizar el sistema y convertir a la población en zombis y así buscar que el latrocinio sea perpetuo, a imagen y semejanza del modelo cubano, en donde la dignidad de la población Venezolana quede por el suelo.

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