Robo y censura a la vez

Los gobiernos de Nicolás Maduro y Hugo Chávez bien podrían vanagloriarse de haber introducido cambios en la política venezolana al ofrecer a los pobres y darles por igual la riqueza que les corresponde del ingreso por cada barril energético.

Tal afirmación como herramienta de justicia social y proporcional distribución de los recursos nacionales para todos fue utilizada con fin electoral. La realidad ha demostrado que desde la toma de posesión de Hugo Chávez han nacido a la sombra del estado nuevos millonarios sin apego a la patria de Bolívar.

Las denuncias sobre la existencia de cuentas corrientes a favor de empresarios progubernamentales y altos dignatarios en paraísos fiscales del Caribe y Europa dan fe de lo expuesto. Lejos de no crear iniciativas seguras, los mandatarios abandonaron el inventario físico en el territorio, incluyendo la vital industria petrolera, mas cuanto captaron por renta energética lo malgastaron, regalaron o sustrajeron indebidamente.

Recientemente el Fondo Monetario Internacional, en su reunión de Lima, Perú, en asamblea general junto al Banco Mundial declararon a Venezuela en recesión a la cola de la región con un 10%. Uno se pregunta como pueden destruir la economía de un país de esa manera.

Además, esta geografía sudamericana debe afrontar una inflación que ronda el 160 por ciento, sin esperanza que los precios del crudo aumenten. El 2016 depara momentos que Gian María Milesis-Ferrati, director de investigaciones del FMI, cataloga de dramáticos. En otros foros expertos aseveran espera a los ciudadanos tiranía en política e hiperinflación en economía.

Cuando estamos ante una nueva cita electoral es necesario recordar que Hugo Chávez expropió empresas que por años en manos de genuinos comerciantes e industriales garantizaron fuentes de trabajo estable e inversión provechosa de capitales en el país. No retribuirles en justicia el valor de sus propiedades demuestra la envidia e incapacidad de conseguir los nuevos jefes las mismas metas laborando tesoneramente.

No podemos olvidar las palabras pronunciadas por Chávez Frías cuando anunció a la firma del acuerdo de PetroCaribe que el petróleo venezolano diversificaría su mercado con nuevas regiones compradoras y confiables clientes por largo término al colocar el barril de crudo en el área caribeña y centroamericana, espacio donde antes las transnacionales ejercían su hegemonía.

El acuerdo continental desangra a Venezuela. La corrupción local y la desvergüenza externa de no pagarle a tiempo, como a las refinerías extranjeras, el dinero por igual concepto contratado en pingües condiciones pone de rodillas al erario nacional. En la seguridad que los forajidos internos tomaran lo que les den por la quiebra financiera a la que han llevado al terruño, les ofrecen en permuta o lloriquean excusas para insolventarse por lo que en el pasado convinieron en dólares.

Incide en la desmejora fiscal la pérdida de independencia e identificación del cual son objeto los venezolanos como producto de acuerdos con Cuba que significan distracción de divisas sin soporte alguno y claridad para el ingreso venezolano.

No es de extrañar también cuando en aduanas de otros países retienen personajes de dudosa procedencia y temida acción política a quienes portan pasaportes como ciudadanos venezolanos.

A la promesa de libertad, igualdad, justicia y respeto por los derechos humanos ofertada reiteradamente por ambos mandatarios, la respuesta es persecución o la mazmorra.

Con motivo de la cita de la Sociedad Interamericana de Prensa en Estados Unidos, el auto de sometimiento emanado del gobierno por querella particular indebida a nivel internacional contra comunicadores, directivos y propietarios de medios es una afrenta más a la libertad de pensamiento y prensa.

La ministro de información del régimen Desire Santos Amaral a su retorno de Naciones Unidas expresó que la censura oficial no existe. Además de los puntos expuestos en párrafos anteriores, destaca no renovar permisos de transmisión radial como por igual prohibir la libre importación de papel para periódicos, amén de juicios tribunalicios a periodistas, presidio y limitación con violencia en la cobertura noticiosa.

Tales decisiones han incidido en la reducción de diales radioeléctrico y el número de impresos cuando caprichosamente se asignan espectros y la materia prima de molino con las funestas consecuencias conocidas.

Hay que salir de Nicolás Maduro. Las elecciones parlamentarias son una oportunidad para lograrlo. Sin embargo, debemos reclamar a los dirigentes de la MUD un plan posterior ante el fraude que los comunistoides tienen preparado.

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