¿Segunda república? (I)

En esta conversación con Laura Pedraza, el columnista se extiende en el proceso de negociación con las Farc en Cuba y reflexiona sobre su participación en la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas instalada en La Habana el pasado 21 de agosto.

¿Cómo evalúa la situación actual de los diálogos con las Farc?

El Gobierno y las Farc dejaron los temas más espinosos para el final de la negociación, así que el proceso se encuentra en la fase más delicada pues la guerrilla tendrá que comprometerse económicamente con la reparación de las víctimas, la entrega de las armas y el eventual cese el fuego.

En pocas palabras, tendrá que demostrarle al país que verdaderamente quiere renunciar a la violencia. Si no lo hace, todo lo negociado hasta ahora habrá sido una fenomenal pérdida de tiempo.

Teniendo en cuenta los diálogos que otros países han desarrollado con grupos armados ilegales, ¿cómo está evolucionando la negociación?

Como sucede en psiquiatría, cada conflicto complejo es un caso muy distinto a los otros, pero el problema está en que las Farc quieren refundar el Estado, cogobernar a Colombia e insertarse en los aparatos de toma de decisiones del Estado sin disolverse como organización político-militar; y eso es una trampa a la democracia. Es por eso que les irrita que los militares, desempeñando una función estrictamente técnica, estén presentes de modo indirecto en la Mesa señalando compromisos ineludibles si en algún momento se llega a declarar un cese bilateral del fuego.

En resumen, la verificación de lo que se acuerde en esa Mesa es la clave del proceso mismo. Sin verificación ni sanciones las Farc se sentirán tentadas a repetir las experiencias del pasado, es decir, a actuar políticamente pero conservando su capacidad de generar terror.

Teniendo en cuenta otros procesos, en que los diálogos se demoraron más de 10 años, ¿es factible esperar que este conflicto se resuelva en menos de tres?

El asunto es que las Farc no ven este proceso como una resolución o terminación del conflicto, sino como una transformación para acceder al poder sin necesidad de basarse exclusivamente en la guerra de guerrillas, o la guerra asimétrica.

Dicho de otro modo, quieren gozar del poder sin asumir ningún costo, y eso es sinónimo de impunidad.

Continuará.

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