Si se equivocan tanto, toca cambiarlos

El Gobierno se desploma cada vez que, de manera detallada, se le desvirtúan sus mentirosas cifras económicas, que empiezan a desbordarse a niveles difíciles de corregir, tal como sucede con la inflación, el desbalance externo, el empleo y el descuadre fiscal.

En materia de inflación se desvirtuó la tesis inicial de que era un choque de oferta por cuenta de la fuerte devaluación del dólar y el efecto del Niño y ahora la economía se enfrenta a un escenario de efecto dominó (indexación), en el cual muchos precios y costos buscarán ajustes a los actuales niveles, generando una bola de nieve difícil de anclar, al tiempo que el derroche fiscal alimenta una insostenible demanda interna.

En materia comercial un dólar caro no estimuló las exportaciones ni tampoco se diversificaron, como lo prometió el Ministro de Hacienda, pero la ineptitud de quien fracasó con esta tarea en Procolombia se premió dándole el Ministerio de Comercio Exterior.

En materia fiscal las reformas del año 2012 y 2014 no cumplieron lo prometido por el Gobierno y hasta la Comisión de Expertos Tributarios, nombrada por él mismo, reconoce que fueron un fiasco; sin embargo, viene otra reforma dizque “estructural”, pero que sólo se concentrará en aumentar el IVA y en ampliar la base de contribuyentes hacia personas que ganen $1.500.000 al mes, es decir, mayor carga tributaria a la clase media, mientras se hacen los ciegos con la evasión de políticos y periodistas en paraísos fiscales como Panamá.

Y en materia de empleo, la necesaria y justificada subida de las tasas de interés del Banco de la República tendrá como efecto un menor crecimiento y menor inversión pública y privada que, sin duda, empeorará el estancado comportamiento de las cifras laborales, desvirtuando contundentemente intentos del Director del Dane para maquillarlas mediáticamente, como lo intentó sin éxito en su respuesta cantinflesca a esta misma columna de la semana pasada y cuyo contenido ratifico totalmente.

Un impuesto inflacionario por las nubes, un alto desempleo con tendencia a empeorar, un ya flojo crecimiento amenazado por mayores intereses y más impuestos al consumo, y un desbalance externo sin precedente histórico, son verdades que el Gobierno no puede cambiar, salvo que en la próximas elecciones los integrantes de este Gobierno cambien totalmente.

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