Supongamos una guerra

Una guerra es detestable y es lo peor que le puede suceder a una nación. Si lo sabremos los colombianos que sufrimos la violencia terrorista de la guerrilla y de las autodefensas en estos últimos cincuenta años. No estamos exentos, sin embargo, que seamos víctimas de gobernantes vecinos, en sus delirios estratégicos, nos coloquen en una posición defensiva militar. Ya perdimos una buena porción de la soberanía marítima en el mar Caribe por mandato de la Corte Internacional de La Haya y es satisfacción del ególatra dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, tema que está prohibido nombrar en la Cancillería y en el Palacio de Nariño, silencio que contagia a la opinión pública, y que por lo tanto está fuera de la agenda en los debates electorales, tanto del santismo como de la oposición uribista.

El gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro, un chofer de bus elevado a la categoría presidencial (como en Bolivia exaltan a un colono cocalero) expidió un decreto por el cual fija los límites con Colombia en el golfo de Coquibacoa o Maracaibo, pretermitiendo una negociación congelada y civilizada del diferendo. Maduro, en un acto insolente y desafiante, se “apodera” de otra parte del mar territorial colombiano. Desaparece la amistad declarada con fines engañadores y la “hermandad” que nos cobija desde las guerras de independencia. Comienza a esfumarse el Bolívar que nos cobijó a todos los grancolombianos y llevó al paroxismo del coronel Chávez. La excitación nacionalista que provoca esta determinación del gobierno venezolano en ambas partes de la frontera conviene a ambos regímenes con evidentes pérdidas de apoyo y simpatía popular. Parecería pactado secretamente o de un guiño tácito o explícito de los presidentes Maduro y Santos para subir en el termómetro de su respectiva impopularidad. Con la seguridad que no van a pasar de un flirteo enojoso.

Declarada la guerra, hipotéticamente, los objetivos a alcanzar por el ejército “bolivariano” sin Bolívar de la Venezuela chavista, serían invadir con tanques la Guajira y llegar hasta Riohacha. Apoderarse de Cúcuta y destruir los puestos e instalaciones militares fronterizas y preparar la marcha hacia Bogotá si controla las carreteras de acceso, lo cual queda casi imposible por lo montañoso de la travesía, en donde encontrará la resistencia más recia del pueblo santandereano. El objetivo más apreciado por la fuerza aérea venezolana serán las instalaciones Ecopetrol en Barrancabermeja, que no están al alcance de los misiles chavistas, al menos con los que cuenta en la actualidad. Sus unidades navales tratarán de sitiar y tomarse a Barranquilla y Cartagena, especialmente a esta última por tener allí las naves y submarinos de la armada colombiana.

Nuestras Fuerzas Armadas, consideradas una de las mejores del mundo, estarán afectadas por la decapitación que Santos ha hecho en valiosos generales y almirantes. Pero el honor y laespada estarán aquí para defendernos. Tendrán en la mira el complejo petrolero de Maracaibo y las instalaciones del aeropuerto de Maiquetía en La Guaira. Conocemos los principales nidos de misiles rusos y las adquisiciones de tanques de guerra y aviones. Los colombianos residentes en Venezuela, que no hayan sido captados por el paternalismo chavista, tienen la obligación de contribuir con informaciones a nuestras tropas. La contraofensiva colombiana será intensa y demoledora y se infiltrará por zonas como el Orinoco para alcanzar posiciones estratégicas.
Lo que más resaltaría de esta confrontación son las posiciones internacionales. Obama no querrá otro frente de guerra, cuando tiene la lucha contra el Estado Islámico y en suspenso la guerra en Ucrania. Colombia notiene amigos que la jueguen en este escenario. La China, que viene dando pasos de inmersión en esta región y que está construyendo un súper canal inter oceánico en Nicaragua, podrá alegar la protección de sus intereses, que bien lo ha mostrado en Venezuela. Algo parecido sucede con la Rusia de Putin. La OEA y Unasur, en manos de conocidos mamertos, condenarán a Colombia.

Sin embargo el suceso más hiriente saldría de Cuba, que le haría venias a los Estados Unidos por una parte y por la otra apoyaría a Maduro. Y algo más fuerte aún: estimularía con el apoyo de los países del ALBA a las Farc, que siendo el enemigo interno, haría el papel de quintacolumnista y buscaría la toma del poder.

Pero estos renglones son especulativos. En la realidad, no pasará de actos rituales como la reciente llegada del atlético y cárnico nuevo Ministro de Defensa a Punta de Castilletes, con tropa aerotransportada, para ostentar soberanía.No obstante, como según Venezuela esa costa es seca porque el mar es venezolano, el Ministro no pudo meter sus pies en el agua, para no ofender al gobierno de Maduro.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar