TODOS A UNA, COMO EN FUENTE OVEJUNA

Aquí tenemos motivos de unión en torno a personajes que han hecho conocer nuestro país, posiblemente no tan abundantes como en otras latitudes pero muchos de nuestros compatriotas ven esos triunfos como si no tuviesen que ver con ellos, se atreven a criticar a quienes nos sentimos plenos de satisfacción y los hacemos propios.

No creo que tengamos que ser escritores, para habernos sentido orgullosos y tomado como propio el Nobel de García Márquez, o ciclistas para disfrutar y gozar con los triunfos de nuestros deportistas en las diversas competiciones internacionales o futbolistas para sentirnos codueños de las jugadas de James, Cuadrado, Falcao aunque no jugó sigue siendo un referente, Yepes, David Ospina y el resto de esos 23 jugadores con su entrenador Péckerman, o atletas para admirar lo que hace Caterine Ibargüen, o bicicrosistas para asombrarnos con los logros de Mariana Pajón.

Son acciones mediáticas que nos suben el ego sin razón diferente a ser compatriotas que con su esfuerzo, dedicación y coraje nos dan un paradigma, que podríamos aprovechar, para conseguir un país mejor y con motivos reales de unión, en vez de una nación polarizada y llena de rencores profundos, por las acciones enfermizas de personajes que se creen los dueños de la verdad y que piensan que si no estamos con ellos, estamos contra ellos.

El disenso es fundamental para encontrar el camino hacia el progreso. Es necesario que miremos las cosas desde diversos puntos de vista y entre todos, aportando y contribuyendo con nuestra inteligencia, logremos las mejores soluciones a los diferentes problemas. El trabajo en equipo se requiere para cualquier empresa que nos propongamos.

Es un reto que tenemos todos y cada uno de nosotros, aunque no faltará el que se hace a un lado y piensa que eso no tiene nada que ver con él y que para conseguir cualquier logro colectivo, no se requiere de su aporte o presencia. Estos individuos se dedican a mirar cómo se desarrollan los hechos, observan todos los detalles pero no participan en ninguna acción. Son parásitos que viven de los demás y nunca hacen nada para mejorar las condiciones ni el entorno.

La diferencia entre el desarrollo colectivo avanzado y el subdesarrollo se puede medir con respecto al número de individuos de la colectividad que piensen en el bien común versus los que se contentan con su bienestar personal. Infortunadamente tenemos muchos representantes de esta calaña en el congreso, el gobierno y en las entidades que, en vez de servirle a la nación, se usan para beneficios personales en unos casos, favorecimiento de pocos terceros en otros y en ningún momento cumplen, con los objetivos para los cuales fueron creadas.

La justicia, los organismos de investigación y control, el congreso, los partidos tradicionales, la administración pública, con algunas excepciones, son feudos personales de quienes detentan su dirección y rara vez se usan a plena capacidad para el bien común.

Muestra de lo que afirmo es que en las regiones en donde hay menos corruptos se nota mayor progreso.

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