Traidores famosos y otros sin fama.

En Colombia llamamos “faltones” a quienes traicionan una causa, un juramento, un compromiso, una amistad. La traición es un delito cuando se trata de ponerse al servicio de un país o de una potencia extranjera. Reo de traición, lo denominan los tratadistas. Merece una sanción moral aquel que se pone al servicio de los enemigos internos del Estado, cuando el Estado es legítimo. En la traición se mezclan los más abyectos sentimientos y pasiones donde el actor pretende alcanzar la cima del poder o la satisfacción criminal de la venganza. “La traición es el único acto de los hombres que no se justifica”, dice Maquiavelo.

La historia universal tiene una lista de traidores famosos. Henri Pétain es un mariscal francés que alcanzó la gloria infligiéndole severas derrotas a los alemanes. Pero cuando las tropas hitlerianas invadieron a Paris en 1940, Pétain exhortó a los franceses a colaborar con los invasores. Fracturó el país en dos partes al encabezar el gobierno de Vichy, y el antiguo héroe quedó para la historia como traidor. Francia encontraría después en el General Charles de Gaulle, el líder opuesto a Pétain, quien murió deshonrado.

En la literatura religiosa hay personajes que modelan la traición. La mítica historia de un pastor de ovejas, Abel, y su hermano labrador Caín, hijos de Adán y Eva. Por haber ofrecido Abel los primogénitos de su ganado al Señor y ganar su benevolencia, Caín, envidioso de su hermano, lo invitó al campo y allí lo mató. Fugitivo Caín y castigado por la voz de su Dios, hay quienes dicen que aún se encuentra huyendo por distintos lugares de la tierra como pena imprescriptible, algo así como un crimen de lesa humanidad. El caso de Judas Iscariote es el más relevante en la historia religiosa del cristianismo. Sentados Jesús y sus discípulos en la mesa a servirse la cena, fue señalado por su maestro cuando dijo que uno de los presentes lo delataría. Como en efecto sucedió, Jesús, en el huerto de Getsemaní, fue abordado por Judas quien con un beso en la mejilla como señal a la tropa romana que lo acompañaba, fue arrestado, y luego juzgado, torturado y crucificado.

Cuenta la misma literatura que Sansón, el combatiente hebreo cuya fuerza descomunal residía en su cabellera, secreto descubierto por Dalila, mujer enviada por los filisteos para obtener esta información, tras de la cual cortaron la melena de Sansón y pudieron dominarlo. El cabello, sin embargo volvería a crecer y Sansón derribará el templo donde murió con los filisteos. Pero quedó para la historia el papel de Dalila como la mujer traidora, ejemplo de servicios al espionaje contemporáneo.

Otro ejemplo de mujeres en papel de traidora es la indígena mexicana, La Malinche, bella amante del conquistador español Hernán Cortés, que en una mezcla de amor y de ambición, traicionó a su raza y a su pueblo e inició la demografía de los mestizos con el parto de su hijo Martín.

Quizás la muerte del emperador Julio César, acaecida en el Senado romano el 15 de marzo del 44 antes de nuestra era, sea el acto de traición más ejemplarizante de la historia. Julio César conocía de las intenciones de los conspiradores, uno de los cuales era su hijo adoptivo Marco Bruto, quienes se justificaban como defensores de un estado republicano y no aceptaban la dictadura. Lo cierto es que el primer puñal asesino lo asestó Marco Bruto a la par que Julio César exclamaba herido de muerte: “¿Tú también, hijo mío?”. Los agresores fueron quince y Suetonio, el historiador, reveló años después, que Julio César logró matar con su estilete al primer conspirador que lo atacó. Julio César al morir, dejó trunca su aspiración de coronarse como emperador. Y Bruto pasa a la historia como un parricida, un traidor.

Existen casos de traición incruenta, en episodios de sustitución de facto de presidentes y jefes de estado, donde la víctima de la traición es expulsada del país con su familia o van a lugares inhóspitos o aislados de todo contacto con sus parientes y amigos. Hay traiciones que se hacen a los postulados de una organización o de un partido. Hay “faltones” a una comunidad o a una nación concediéndoles privilegios a los enemigos de la democracia que no están en la ley ni en la constitución. También existen traiciones por montón en el bajo mundo de la criminalidad, donde la deslealtad es el caldo de cultivo, pues la traición es su ley y su supervivencia.

Cada uno de los lectores podrá ampliar esta lista de traidores de acuerdo a su memoria, de acuerdo a sus afectos, de acuerdo a sus dolores. No se puede olvidar el aforismo popular de que con la vara que mides, serás medido. Y votado.

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