“Un extraño premio Nobel”

El destacado editorial del diario estadounidense The Wall Street Journal del pasado siete de octubre se tituló como este artículo y comenzó así: “No todo el que se gana un premio Nobel se lo merece. Quienes demandaron derechos humanos y democracia a regímenes despóticos como Lech Walesa, Andrei Sakharov, Nelson Mandela, George Marshall… son la excepción a la regla de que el premio suele entregarse a los campeones de la falsa paz o de las intenciones buenas e ingenuas”.

Verdaderos pacificadores como Winston Churchill, quien libró al mundo del totalitarismo nazi y Ronald Reagan, quien lideró la victoria de la guerra fría sobre la Unión Soviética, no recibieron este premio.

“En cuanto a Colombia, el hombre que merece este premio es el señor Álvaro Uribe, cuya campaña contra las Farc les hizo la vida más segura a millones de colombianos”. Resultado de su política de Seguridad Democrática y de su lucha contra las instituciones paralelas de las 297 páginas del Acuerdo Final.

¿Qué va a pasar ahora después del no al plebiscito de Santos? Entre los realistas y acertados escenarios propuestos por Andrés Oppenheimer, reconocido periodista de The Miami Herald, CNN y otros, destaco y explico a mi manera su artículo publicado por el diario Portafolio, el pasado siete de octubre.

Primero. El más optimista: Que se logre firmar una renegociación exitosa, la cual incluirá un nuevo acuerdo con las Farc, aportes del Centro Democrático y de otros grupos que votaron no. El problema grave puede surgir de que los cabecillas de las Farc no acepten ni siquiera ser confinados unos pocos años en una colonia agrícola, ni modificaciones de fondo, tan solo acuerdos cosméticos.

Segundo. Tregua indefinida: Santos y las Farc renovarán el alto del fuego indefinidamente. Pero para poderse sostener financieramente, continuarán, entre tanto, sus actividades de narcotráfico y extorsiones, y eso las llevaría, tarde o temprano, a nuevos choques con el Ejército, y a una nueva escalada del conflicto.

Tercero. Retorno a la guerra: Los comandantes podrían rechazar firmar un nuevo acuerdo de paz y retornar a la clandestinidad. Ni el pueblo, ni el próximo gobierno de Colombia a partir de 2018 serán tan condescendientes con las Farc como ha sido el presidente Santos. En Venezuela, Ecuador y Cuba seguramente ya no podrán refugiarse de nuevo los cabecillas de las Farc, como sucedió durante el gobierno del presidente Uribe, cuando les estaba ganando la guerra. Washington y la Unión Europea rechazarán y actuarán contra la cocaína de las Farc que hoy les inunda sus países.

Cuarto. Lenta desintegración de las Farc: Afirma Oppenheimer que expertos de las escuelas superiores de guerra tanto de los Estados Unidos como de Colombia, los señores Evan Ellis y Román D. Ortiz, sugieren que muchos rebeldes abandonarán esa organización. “La incertidumbre hará que muchos miembros de medio rango del grupo guerrillero no quieran participar en el proceso de desmovilización, prefiriendo una existencia fuera de la ley, viviendo de las actividades ilícitas…Consideran ellos viable que sus exmiembros se unan a bandas criminales más pequeñas”.

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