Un galeón cargado de…

¿Será que con una imagen desfavorable superior al 60% Santos se atreverá a celebrar el plebiscito?

Nadie esperaba la derrota del chavismo en Venezuela. Se daba por hecho que el gobierno de Maduro perpetraría un fraude colosal a menos que las FF. AA. respaldaran la voluntad popular. Quedará para la Historia el cuento de que Padrino López, chavista de racamandaca al que se le atribuyen muertes, desapariciones y torturas, dizque se enfrentó a Diosdado, pistola en mano, para hacerles entender a él y a Maduro que los militares no iban a permitir el raponazo. Hasta se dice que hizo emplazar tanquetas frente a Miraflores. No sería la primera vez que uno de los malos quede como el héroe de la película.

Cierto o no, la revolución bolivariana aceptó a regañadientes el amplio triunfo de la oposición, con el que esta alcanzó una mayoría calificada en el órgano legislativo que le va a permitir realizar cambios tangibles, a menos que Maduro y la Asamblea saliente aprovechen el mes que les queda para despojar al Parlamento de importantes atribuciones y concentrarlas en el Ejecutivo, como lo que hicieron con la alcaldía de Caracas cuando la ganó Antonio Ledezma.

De lo que no hay duda es de que la izquierda vive una mala hora. La Kirchner se fue en su calabaza envuelta en una oscura nube de corrupción que deberá llevarla a los tribunales. A Dilma Rousseff los escándalos de corrupción la salpican, así como al expresidente Lula y al oficialista Partido de los Trabajadores. Michelle Bachelet no se queda atrás, su segundo mandato ha estado envuelto en escándalos de corrupción y baja favorabilidad. A Evo las encuestas no lo favorecen en su intención de elegirse por cuarta vez, mediante un referendo programado para el 21 de febrero. Y en Ecuador se aprobó la reelección indefinida, pero, aunque Correa no podrá postularse para el 2017 sino para el 2021, los disturbios se han hecho sentir.

Y, si por aquí llueve, en Francia, el ultraderechista Frente Nacional fue el partido más votado en la primera vuelta de las elecciones regionales, mientras que el Presidente de Estados Unidos tuvo que prometer –como Hollande– que destruirá al Estado Islámico, luego de comprobarse que la masacre de San Bernardino (California) fue un acto terrorista. Y Donald Trump dejó de ser visto como el payaso y ahora es una opción real a la Casa Blanca.

Hasta la Bogotá “humana” se desenhuesó de un calamitoso mandato de 12 años y la favorabilidad del gobierno izquierdista de Santos va en barrena otra vez. ¿Será que con una imagen desfavorable superior al 60 por ciento se atreverá a celebrar el plebiscito?

Dirán los expertos que todo esto es normal, que son cuestiones de péndulo y coyunturas. De hecho, Macri ganó por un margen escaso y nadie puede asegurar hoy que el peronismo se fue para nunca más volver. A su vez, lo que anhelan los venezolanos es comprar harina para arepas y papel higiénico sin hacer filas, pero no quieren perder los subsidios ni la gasolina regalada. La oposición ya habla de democratizar la asistencia estatal con el plan ‘Misiones para todos’. Es que creen que la situación del país se debe a la ignorancia de Maduro y no al sistema que implantó Chávez.

No obstante, todo esto alimenta la esperanza de que los colombianos, siguiendo la misma línea, podamos hundir el galeón, no el San José –esa nueva cortina de tinta de calamar cuya carga debe valer menos de lo que costará el tal museo–, sino el plebiscito que viene de La Habana cargado de impunidad. El 61 por ciento respondió en una encuesta (Polimétrica) que lo votaría afirmativamente, pero eso es incompatible con un 83 por ciento que está en contra de otorgar curules a dedo o de que los cabecillas de las Farc participen en política. Cuando el país entienda eso, el naufragio será inevitable.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar