Un régimen desfigurado

El régimen venezolano es la perpetuación de la aberración totalitaria. Un enemigo jurado de la libertad.

El tiempo se ha encargado de demostrarnos lo equivocado que estábamos al creer que esta propuesta de gobierno solucionaría nuestros problemas. Más de quince años de una administración profundamente incapaz, mediocre y corrupta son el espejo del fracaso estruendoso del odio como marcapaso ideológico. En todos los ámbitos de la sociedad podemos percibir una caída abrupta de las posibilidades de un crecimiento sostenido que puede construir una nación con estándares de vida plenos. El sostenido desplome de los precios petroleros ha terminado por dejar caer la máscara de la mentira. Un rostro desfigurado sale a la luz, la horripilante cicatriz de la cruel realidad comienza a mostrar que los supuestos logros revolucionarios fueron simplemente trucos propagandísticos. Una inversión multimillonaria para exhibir obras de papel quemado. Hábiles para engañarnos a todos, cada fracaso lo ocultaron bajo la fachada del gran carnaval del dinero derrochado. Se hicieron de una fortuna en detrimento de una nación aplastada hasta el último de sus huesos.

No existe nación en el planeta que haya dilapidado tantos recursos como el nuestro. El vulgar ultraje por parte de una corte de bribones revolucionarios terminó asaltándonos como a cualquier diligencia del viejo oeste.

Venezuela es hoy un cementerio de empresas quebradas, ni hablar de la gran cantidad de propiedades de toda índole sustraídas a sus legítimos dueños. Miles de desocupados pululan nuestras calles en la búsqueda de alguna oportunidad por exigua que sea. Ya no se escogen puestos de trabajo de acuerdo al perfil o al gusto de ocupante. Hemos llegado al punto que hasta un buen profesional se conforma con trabajar en una zapatería que garantice llevar algo para la casa.

Los crímenes se multiplican por doquier. Ahora somos la nación más violenta del orbe. En once meses llevamos cerca de veinte mil asesinados en este paraíso del socialismo. Una cifra espeluznante que demuestra la incapacidad del régimen forajido que tenemos. La violencia es la combinación de la desigualdad social multiplicada por asfixiantes condiciones de vida. En los sectores humildes se vive en la orfandad; detrás de la fachada del bienestar popular lo que desfila es el hambre como acompañante de la mesa paupérrima.

El régimen venezolano es la perpetuación de la aberración totalitaria. Un enemigo jurado de la libertad que desea coartarnos hasta el derecho de respirar con sus leyes de inspiración cubana. Quebrar el espíritu indómito del venezolano es el norte que se plantea quien gobierna, afortunadamente tenemos una larga experiencia en la lucha contra las tiranías. Podrán cortar todos los caminos, cercarnos con sus manipulaciones; la patria siempre tendrá arrestos para vencer a la ignominia…

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