¿Una democracia dulcete?, ¿O abuso descarado y sumisión al ejecutivo?

Es manifiesta la penetración, yo diría, mejor, el empalamiento de las ramas legislativa y judicial por parte del omnímodo poder ejecutivo, que como una versión moderna del flautista de Hamelín, seduce, hipnotiza y encanta con sus notas musicales mermeladas. El congreso obedece ciego y complaciente, la Fiscalía y rama judicial se ponen en movimiento como una especie de espadachín medieval que sale en defensa del honor de su amada (ejecutivo),  cada que se necesita, ahora le tocó el turno a las fuerzas armadas, acorraladas con su deber con la Patria, las instituciones democráticas y Estado de derecho, son manoseadas, humilladas, al meterlas prácticamente a la fuerza en los fictos diálogos de paz de La Habana.

“Quien se humilla para conseguir la paz se queda con la humillación y la derrota”, (Winston Churchil). La paz debía lograrse con la rendición incondicional de la guerrilla, de la ilicitud, de la criminalidad, de los atentados a la población civil y estructuras del país, del reclutamiento de niños, secuestro, extorsión y masacres, con el cese del fuego unilateral, pero no  obligando a nuestros hombres de armas a agachar la cerviz, aceptando la derrota.

Graves consecuencias se generan sobre el estamento armado por esta decisión de un lado se viola  el precepto Constitucional del artículo 219, según el cual las fuerzas militares no son deliberantes, por otra parte la humillación y efecto psicológico sobre las tropas es devastador, humillante y desmoralizador, lo increíble de todo este espectáculo teatral y circense, es que las Farc nunca se rendirán, ni entregarán las armas, digno final de este alucinado sainete.

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