Una imposición

Plebiscito

Para Juan Manuel Santos es más importante el proceso que la paz, está dispuesto a dar y hacer lo que sea necesario con tal de alcanzar su propósito de firmar un acuerdo con las Farc, no importa el costo, ni las consecuencias, no importan los medios, no importa Colombia. Él es una persona que no tiene principios, tiene intereses, y con tal de satisfacerlos todo vale.

La mentira y el engaño en Santos ya no sorprenden, esa es su constitución. Se había comprometido con los colombianos a refrendar los acuerdos con las Farc, en teoría, tendríamos la posibilidad de aceptar o rechazar, punto por punto, lo acordado en La Habana. Ya reculó, a través de sus principales esbirros, Barreras y Benedetti, presentó un proyecto de Plebiscito para dar apariencia de legitimidad a su proceso de paz, a la impunidad, a las curules para las Farc y a quién sabe cuántos sapos más.

La consulta ciudadana no es un acto de generosidad del Presidente, como reptando lo dice el Fiscal, cuando se trata de cambios profundos en la Constitución, es una obligación de los Estados y un derecho de los ciudadanos. Y es que con el cuento de la paz no todo vale, si bien es cierto que las constituciones se pueden cambiar, hay que respetar los procedimientos, tal vez en eso consiste la democracia.

El Plebiscito de Roy no es una refrendación, ninguna modificación normativa será puesta a consideración de los colombianos, ningún cambio sobre nuestras instituciones, sobre nuestro sistema político, económico o social, será sometido a nuestra voluntad. El plebiscito que nos ofrecen, como única alternativa, se parece más a una encuesta, bien podrían hacer un cóctel en Palacio y preguntar si quieren o no la paz, daría lo mismo. Para la paz no se requiere refrendación, pero para sustituir la Constitución es una obligación.

¿Nos van a preguntar si aceptamos que no haya cárcel para responsables de crímenes atroces? ¿Podremos decidir sobre la elegibilidad política de criminales de lesa humanidad? La respuesta es no, la absurda pregunta del plebiscito será un ¿quiere la paz? Y, aunque todos la queremos, no podemos permitir que se decidan grandes cambios, que afectan la vida de casi 50 millones de personas, por la soberbia de un presidente y la imposición violenta de unos cuantos asesinos.

El Gobierno hará que sus tramitadores de la Unidad Nacional aprueben, a pupitrazo, el plebiscito de Roy, el congresito que a todo dirá que sí y las facultades omnímodas para el Presidente. En La Habana, entregarán lo que sea a cambio de la firma y, acabando con el umbral, los colombianos dirán que sí a un plebiscito que es un placebo de refrendación. ¿Qué queda? Que la Corte Constitucional, aunque no creo, los detenga y salvaguarde la Constitución.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar