UNIDOS POR COLOMBIA

Dos hechos significativos en la vida política del país se vivieron en los últimos días. La convención del Partido Conservador que sirvió de válvula de escape para filtrar parte del gran descontento nacional que existe contra las políticas gubernamentales y, por consiguiente, la reelección de Santos. Y la semiclandestina y antidemocrática convención de la “U”, reflejo fiel de la profunda crisis que atraviesa el partido que abandonó el ideario uribista para acceder sus cabecillas a las prebendas que les arroja el régimen por su traición. Por lo mismo, la “Unidad Nacional” se apoya ahora en un trípode endeble que puede perder el puntal de Cambio Radical si no se premia a Vargas Lleras con la candidatura vicepresidencial.

Dos hechos que preocupan profundamente a los defensores del populismo narcoterrorista y un gran ejemplo de cómo premia la democracia a quienes perseveran en defensa de los intereses de la nación. Los plumíferos y encuestadores al servicio del gobierno, por más que se esfuercen, no pueden esconder la anterior realidad. El supuesto respaldo “internacional”, orquestado por los países del “Socialismo del siglo XXI”, a unas políticas que naufragan internamente en todos sus frentes, procura encubrir el descontento creciente de la ciudadanía por la nueva caguanización que vive el país. Cada vez queda más claro que el sentimiento de los colombianos de vivir en paz no será aprovechado para entregar las instituciones de la democracia a quienes han sido los principales promotores del terrorismo a nombre del “pueblo”.

Ese gran descontento es un patrimonio para los candidatos demócratas que se disputan el derecho a llegar a las corporaciones públicas y a la Presidencia, sustentando, clara y sencillamente, los programas para una democracia al servicio de las amplias mayorías que reclaman justicia y equidad. La táctica electoral de consulta popular para insuflarle soporte legal a las negociaciones de La Habana y de respaldo a la reelección, se contrarresta con proyectos que evidencian el cambio de rumbo que vivió el país con el populismo santista, y la urgente necesidad de fortalecer partidos legítimos, con representaciones auténticas y con capacidad de liderazgo, que interpreten y desarrollen programas en defensa de la soberanía nacional.

Se vive un momento histórico que reclama convertir el sentimiento ciudadano contra los violentos y los que han prostituido la política en un gran movimiento que enaltezca el ejercicio de la misma, invitando a los colombianos a participar decididamente en el desarrollo y control de los programas que son sometidos a su escrutinio. Es la mejor manera de aislar y derrotar a los enemigos de la democracia. Al frente de esta tarea la historia ha colocado a Álvaro Uribe y su movimiento Centro Democrático.

Tanto este movimiento como el Partido Conservador, demandando vocación de poder a favor de la patria, han de convenir lo más pronto posible lo que el pueblo colombiano espera: la constitución de una gran coalición para marchar unidos de nuevo a la toma del poder y corregir el rumbo perdido. Hay oportunidades en la historia que no se vuelven a presentar, y en esta decisión se juega el futuro de la democracia colombiana enfrentada al vocero del populismo narcoterrorista. Que sea la patria la que nos libre de una división!!!

Miembro del CPPC

Febrero 3 de 2014

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