Vamos a ver

El cese al fuego bilateral, algo que Juan Manuel Santos había asegurado no se haría hasta que no se hubieran firmado todos los puntos del acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc, y, sin embargo, hoy lo propone contradiciéndose como lo hace a menudo, es una idea aceptable y les voy a decir por qué.

Tener reunidos a los de las Farc en 10 zonas, o menos, centrales, de fácil acceso y con la verificación de la ONU y otros veedores internacionales, dará a los colombianos la oportunidad de ver si los jefes de las Farc, que negocian en La Habana, sí tienen el control que aseguran tener sobre sus tropas y son respaldados por estas en las negociaciones.

Durante el cese las Farc saldrán de sus madrigueras y, finalmente, sabremos el número exacto de narcogerrilleros que realmente están dispuestos a dejar las armas y el muy lucrativo negocio del narcotráfico. Sabremos también cuántos de ellos prefieren continuar en la guerra, el negocio de la droga y la extorsión uniéndose al ELN o a alguna bacrim, o creando nuevos grupos de crimen organizado.

Además, ya es hora de comenzar un desescalamiento que nos dé una prueba veraz de cuánta paz tendrá el país con el retiro de las Farc de la arena del conflicto y cuánto poder de destrucción y crimen pueden aún desarrollar el ELN, las bacrim y demás bandas criminales que polucionan el territorio nacional.

Si se cumple el cese el fuego bilateral de una manera comprobable; si las Farc no nos engañan, como tantas veces lo han hecho, los colombianos entenderemos con mayor claridad qué tan cerca o lejos estamos de obtener la paz tan deseada. Esta será la primera prueba comprobable de las verdaderas intenciones de esta narcoguerrilla cínica y mentirosa.

La clave del éxito de esta propuesta está en que las Farc no la conviertan en un receso dilatable, sin fecha de término ni condiciones, y que termine siendo otro Caguán, utilizado por la narcoguerrilla para reorganizarse y fortalecerse.

Por eso el acompañamiento de la ONU es tan importante. Esta organización cuenta con expertos con capacidad y experiencia para verificar el cese el fuego y acompañarlo, garantizando su efectividad y veracidad. Se evita así la desconfianza que todos sentimos con las promesas de las Farc. Grupo criminal que nos ha mentido y engañado, no una sino muchas veces y de qué manera.

Como muchos, creo que las negociaciones en La Habana están en un punto de no retorno. Creo que la supuesta paz que nos ofrecen se acordará gústenos o no nos guste, aunque no estemos de acuerdo con muchos de sus puntos, sobre todo con las innumerables concesiones que se les darán a los terroristas de las Farc.

Los últimos impedimentos, entre ellos la consulta popular, serán desmontados descaradamente sin que el pueblo “soberano” pueda opinar o decidir de manera alguna.

Pues bien, por ahora, vamos a ver qué pasa con el cese el fuego bilateral. Como dicen “del ahogado el sombrero”. La historia dirá si estas negociaciones obtuvieron para Colombia la paz, ojalá así sea, o la destrucción de su democracia.

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