Votando con los pies

En reciente artículo, “La apuesta por Colombia” (El Espectador, Sept. 28/14), el periodista Ángel Bermúdez hace un examen de las tres razones del éxodo venezolano al país: la inseguridad, la falta de libertades y la crisis económica.

El artículo cita textualmente al ejecutivo de una transnacional: “La escasez fue crucial, pues de nada me servía tener un buen trabajo si no conseguía los alimentos para mis hijos y, cuando los encontraba, eran cada vez más costosos”.

Bermúdez añade: “Mudarse a Colombia es una tendencia que surgió a comienzos del gobierno de Hugo Chávez, en 1999… los últimos dos años, durante los cuales ha estado al frente del país Nicolás Maduro, el fenómeno se ha disparado. De acuerdo con cifras consolidadas de Migración Colombia, sólo en 2013 el número de venezolanos con cédulas de extranjería aumentó en 15.510 hasta ubicarse en un total de 56.262, lo que equivale a un incremento de 38% en un año”.

Pero la parte más notoria de esta migración es que se trata de la crema del capital humano. Según reciente estudio del sociólogo Tomás Páez, “entre 4% y 6% de la población venezolana ya vive fuera del país. Se trata principalmente de personas con elevados niveles de formación: 90% tiene educación universitaria, 40% ha cursado maestrías y 12% cuenta con estudios doctorales y posdoctorales… Se trata de gente que está invirtiendo, que está creando empresas y riqueza en otras partes”. Hugo Chávez y Nicolás Maduro han sido los mejores presidentes que ha tenido Colombia.

¿Y va a continuar la tendencia a emigrar? Sin la menor duda: la consultora Datanálisis estima que el 10% de los venezolanos quiere salir. En otras palabras, los venezolanos están votando con los pies. ¿Por qué? Porque Venezuela se está desmoronando. La revista The Economist calificó a Venezuela como el país con la economía peor administrada en el mundo. En octubre, a no ser que los chinos nuevamente le boten un salvavidas, Venezuela entrará en cesación de pagos al no poder cumplir con el pago de 5.200 millones de dólares de servicio de la deuda. El desmorone de los precios del petróleo será la puntilla final en el ataúd del “socialismo del siglo XXI”.

Desconcierta la negación de la tenebrosa situación que enfrenta la hermana república, y sigue habiendo algunos que predican sandeces sin pudor. Piedad Córdoba, en reciente artículo en Las 2 Orillas (Sept. 24/14), afirma (parafraseando una desafortunada acotación de Marx) que el Alba será la “partera de la nueva historia”. Cabe recordarle al lector que del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América), engendro del nunca bien lamentado Hugo Chávez, hacen parte Bolivia, Nicaragua, Dominica, Honduras (hasta el golpe de Estado, 2009), Antigua y Barbuda, Ecuador, San Vicente y las Granadinas; además de estos países miembros tiene países observadores (Haití, Irán, Siria) y países invitados especiales (Surinam y Santa Lucía).

Haciendo abstracción, este columnista no entiende cómo Corea del Norte no hace parte de los “países observadores”, lo que sí se debe señalar es que esa peregrina amalgama de naciones, que en conjunto difícilmente llegan al 1% del PIB mundial, fuera de ocasionales “pitos y flautas”, no tiene ninguna, absolutamente ninguna importancia individual o colectiva, y su papel de comadrona se limita a ver multiplicar la miseria. Entonces llamar al Alba “partera de la nueva historia” en realidad es una humorada que coloca a la “morena de cara” a la altura del Dr. Goyeneche.

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