VOTO EN BLANCO, PIÉNSELO BIEN

En estos días previos a las elecciones, las conversaciones de corrillo comienzan a ser las preferencias electorales de unos y otros. Cada quien sentando su posición o bien escuchando para poder definirla. De la población votante, existen muchos quienes ya han determinado sus gustos electorales, por lo menos para las elecciones al Congreso de la República del próximo 9 de marzo, otros (muchos) aún siguen sin definirse.

De aquellos que ya tienen definido su voto, me preocupan especialmente dos nichos. Uno, el que tiene su voto amarrado a un contrato, lo tiene comprometido o negociado obedeciendo a otros intereses. Es decir, aquel que no vota con la mano en su cabeza o en el corazón sino en el bolsillo. Con ellos, que tanto daño le hacen al futuro del país con esa actuación y que seguramente después se estarán quejando de su situación, hay poco por hacer desafortunadamente, o por lo menos a estas alturas del partido.

El otro nicho que me preocupa, es aquel que viene pensando que con votar en blanco "le hará un gran daño a los politiqueros" o que será su mejor forma de protestar frente a la situación del país. Al menos ellos están menos desorientados que el primer nicho. A este grupo creciente de votantes, al menos les reconozco que tengan la clara intención de participar activamente en las votaciones, y no como otros que aún siguen quejándose pero que nunca han depositado su voto en una urna por falta de interés o exceso de pereza.

Hay algo que deben saber. A quien más favorece el voto en blanco es precisamente a los politiqueros, a los bandidos que hacen transacciones con los votos, a los políticos que habitan el Congreso hace décadas y que buscan perpetuarse allá. Ellos no necesitan del voto de opinión, que es donde habita el voto en blanco; ellos ya tienen sus votos bien amarrados. El voto de opinión es un voto consciente, inteligente y que no obedece a las famosas maquinarias políticas. Es aquel que es capaz de hacer llegar al Congreso a los candidatos buenos, a quienes quieren ir a trabajar, a aquellos que van por primera vez a ocupar una curul y que no se valen de falsas promesas para elegirse. A ellos precisamente es a quienes les quita fuerza el voto en blanco y es por esto que los politiqueros andan felices con la campaña de este movimiento.

Piénselo bien. Está bien optar por el voto en blanco cuando usted sólo puede escoger entre dos o tres candidatos. Pero para el Congreso hay más de mil candidatos inscritos, y seguro habrá más de uno bueno que merezca su voto. Mejor haga la tarea, tómese el trabajo de informarse y busque bien, deje la pereza. La mejor forma de protestar contra un politiquero es votar por un buen candidato que le haga frente en el Congreso, y eso no lo hará el voto en blanco.

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