11 héroes

Nunca se habla de 11 héroes de la patria asesinados en la toma del Palacio de Justicia. 10 soldados y un policía. Siempre se habla de la retoma y la culpa de lo que pasó se la cargan a las Fuerzas Militares que fueron quienes nos salvaron y salvaron a la misma justicia que ahora tiene condenados al general Arias Cabrales y al coronel Plazas Vega.

La retoma era necesaria. O lo que se pretende es que nuestros soldados se hubieran mantenido resguardados en los cuarteles mientras los guerrilleros asesinaban a la justicia. Eso sí hubiera sido una grave traición a la patria.

Cuando un soldado es asesinado por la guerrilla, el guerrillero se apodera del arma oficial, es mejor y más potente. En el Palacio de Justicia no debió ser la excepción.

En aquel entonces el editor general de El Espectador publicó una crónica el 8 de noviembre de 1985, es decir, un día después de los hechos, en la que cuenta lo sucedido en el interior del edificio, con la verdad que da la cercanía en el tiempo. No treinta años después como se pretende ahora fabricar la verdad.

Dice el cronista: “en las bolsas de plástico se juntaron restos de hasta dos o tres cadáveres. Los objetos personales servían para identificarlos.”

La razón para no poder identificarlos la dijo el director de Medicina Legal de aquella época, doctor Egon Lichtemberger: “Aproximadamente sesenta y cinco cadáveres de personas estaban en avanzado estado de carbonización”.

Continúa el cronista. “El acta de levantamiento de los restos del presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes Echandía”, … “quedó registrado con un rótulo repetido en muchas otras: “Hombre en estado de carbonización cuya causa de muerte no pudo establecerse por autopsia”. Treinta años después se estableció que fue con una bala que no pertenecía a las armas del grupo guerrillero. No se acordaron los investigadores que en la misma sala estaba el jefe del M-19, Luis Francisco Otero. ¿Tenía el arma de uno de los soldados asesinados? ¿Quién mató al guerrillero? O sería que ¿con la misma bala encontrada murieron los dos?

Lo único cierto es que tenemos que rendirles homenajes a nuestros heroicos soldados sacrificados y no arrodillarnos y pedir perdón de corazón como lo hizo Juanpa (como le gusta que le digamos).

Hemos oído declaraciones de familiares de nuestros héroes. Se quejan con razón del olvido en el que los tenemos. Nadie recuerda una magistrada, verdadera heroína, que decía que estaba preparada para morir por la patria. Abandonamos a los verdaderos patriotas que, por defendernos, hoy pagan condenas como cualquier criminal. Olvidamos a la esposa del magistrado Patiño que apoyó la acción del Ejército a pesar de que su esposo murió en el Palacio de Justicia.

Mientras tanto, un presidente débil, entreguista e incapaz quiere debilitar al ejército salvador en tantos momentos difíciles de la patria, prohíbe los bombardeos tan eficientes para combatir a los criminales de la guerrilla, propicia la producción de coca al prohibir la aspersión con glifosato y, con todo esto, permite su fortalecimiento siendo que las encontró debilitadas.

¿Quién podrá salvarnos?

Que este comentario sea un sentido homenaje de gratitud a nuestra Fuerzas Militares y de Policía.

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