Policía Nacional y Bacrim, son sinónimos para la escalada delincuencial en Colombia.

Estadísticas solidas demuestran un incremento  de los delitos. La anhelada seguridad ciudadana está en crisis y no se observa que haya una política policial, preventiva y coercitiva, que permita cumplir el propósito constitucional para el “mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y funciones publicas y para asegurar que los habitantes colombianos convivan en paz” (Art 218 CN).

Hay mandos y comandantes de la policía permeados por la delincuencia organizada o fletados por las bandas criminales, que cohonestan abierta y descaradamente con la criminalidad de vieja data.  Para este matrimonio de sangre lo ultimo que se inventaron fue la figura del policía “por cuadrante”: colocar unidades policiales con carácter de permanentes en zonas barriales con altos índices de actividad criminal; de esa manera se hacen más vulnerables a ser incluidos en las nominas de las oficinas de cobro, sicariales, del micro trafico, y de las redes extorsivas.

Con descaro, las bandas criminales delinquen flagrantemente, a ciencia y paciencia -y no pocas veces con participación- de miembros de la institución policial.

El ex jefe paramilitar extraditado Diego Fernando Murillo Bejarano, alias “don Berna”, dijo: “no  hay policía sin banda, ni banda sin policía”. ¡Qué grave afirmación!, ¡qué  triste realidad criminal colombiana!

Noticias como que fue capturado el mayor de la policía Julio Cesar Torrijos Devia trasportando  103  kilos de base de coca; o que el otro mayor, Luis Augusto Montilla Manrique, comandante de la Policía de Itagüí, fue condenado por la desaparición forzada de alias «28” y de tres adolescentes; o que fue capturado el paramilitar del Bloque Cacique Nutibara  Hernán Darío Giraldo Gaviria, alias “Cesar”, cuando era escoltado por agente de la policía, son ejemplos que son punta de Iceberg de las manchas y enfermedades de una institución que todos los días pierde mas credibilidad frente al imaginario colectivo de los colombianos.

Todo el país supo que hubo una reciente masiva desaparición forzada de personas en Sopetrán (Antioquia). Poco antes del hecho, hubo un retén de la Policía Nacional en el que se identificó en una caravana de  turistas, la motocicleta de 500 centímetros que estaba a nombre de alias “Gomelo”. Los agentes emitieron un parte por infracción de tránsito y, como si fuera una coincidencia, pocas horas después, el domingo 25 de abril  a  las 7 pm, llegaron 20 hombres fuertemente armados a la finca La Fonda, Vereda el Rodeo de Sopetrán (Antioquia). Algunos de los visitantes portaban uniformes y emblemas de la SIJIN de la policía. Los facinerosos inhabilitaron a los turistas con esposas plásticas y partieron con diez de los turistas que, hasta la fecha, figuran como desaparecidos.

Se advierte al rompe que estamos ante un crimen de lesa humanidad perpetrado por una Bacrim; pero sospechamos que hubo la coadyuvancia de una mano  negra en la que, lamentablemente, puede haber habido presencia de miembros de la institución policial.

Se comenta que la inteligencia policial ha neutralizado el poder de la clase políticcolombiana para evitar medidas trasformadoras y depuradoras de la institución policial, pues mantiene en carpetas y archivos la constancia o prueba de los pecadillos veniales o mortales en los que haya incurrido esa clase política. Así las cosas, nunca habrá voluntad política de cambio de la institución y siempre habrá la tendencia a la perpetuación en el poder en los altos mandos policiales.

Hay 160 mil policías sin un norte ni dirección ética. Sentimos que hay una institución acéfala, sin autoridad moral y pensamos que se requiere de urgente tratamiento sanitario, parecido a una quimioterapia.

Millones de colombianos de bien nos sentimos inseguros con la Policía Nacional; intimidados frente a funcionarios que nos hacen recordar al celebre agente 007, con licencia para matar y cometer otros actos delictivos.

Jaime A Restrepo RDefensor Humanitario.
Vicepresidente Comité de Derechos Humanos de la Federación Interamericana de Abogados. (FIA)
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