Tapen, tapen, tapen

No puede sorprendernos que la  satrapía venezolana quiera restarle importancia a la publicación de un centro de pensamiento británico que contiene todos los correos electrónicos de alias Raúl Reyes que confirman la sempiterna alianza entre Hugo Chávez y las Farc.

Al decir de Jacinto Benavente: Creedlo, para salir adelante con todo, mejor que crear afectos es crear intereses. Y muchos tiene el dictador venezolano con organizaciones terroristas de todas las pelambres, desde Hammas, pasando por Eta y terminando en las guerrillas colombianas.

El más grande interés de Chávez consiste en invadir a Colombia con su socialismo del siglo XXI. Para ello se ha apoyado en unos cuantos majaderos de la izquierda más horripilante y las Farc. Así se entiende la obsesión del teniente coronel que manda allende la frontera oriental por meterse en los asuntos de nuestro país.

Plata, armas, respaldo y refugio ofrece Chávez a la guerrilla colombiana, organización que trata como una idiota útil para sus propósitos expansionistas. Una vez alcanzado el objetivo, las Farc serán desechadas como trapo viejo.

De manera inmediata, los áulicos del chavismo salieron a deslegitimar la publicación con mensajes panfletarios. Dijeron que el libro en cuestión “puede convertirse en una herramienta de propaganda contra Venezuela y socavar el progreso de la región”.

Macanuda locura. ¿El socialismo o comunismo del siglo XXI significa progreso? Basta mirar las cifras macroeconómicas de los países que han sucumbido ante los desvaríos de Chávez para confirmar que su “doctrina” es plataforma de iniquidad.

Silencio absoluto. Venezuela callará con la complicidad de Colombia. Preguntada la canciller Holguín sobre el particular, la cándida funcionaria se limitó a decir que el episodio del computador de Raúl Reyes es una página pasada.

Tapen, tapen, tapen, dijo mil veces Laureano Gómez cuando de restarle importancia a un escándalo se trataba.

Resulta que la doctora Holguín espera y aspira a que los colombianos pasemos impunemente la página en la que está redactado el maridaje brutal entre los terroristas y el presidente de Venezuela.

No la tiene fácil la jefe de la diplomacia colombiana, a quien parece le interesa más garantizar la venta de unos bultos de comida a los venezolanos que la defensa de la dignidad de nuestra nación.

Cuesta entender el reblandecimiento de la diplomacia de San Carlos. Aquello no significa que se esté demandando una guerra, ni una confrontación agresiva, pero sí un diálogo franco. Nos han dicho que gracias al “relanzamiento de las relaciones con Venezuela”, el gobierno de aquel país está colaborando activamente en la lucha contra el terrorismo y esgrimen la entrega de unos cuantos guerrilleritos de baja graduación. La deportación de Pérez Becerra, el comandante del frente Anncol de las Farc, es la única actuación que merece algo de reconocimiento.

Mucho mal le hace a nuestra política exterior la implementación de una agenda fundamentada en el hipócrita desconocimiento de la realidad.

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Hablando de Pérez Becerra, autor de las más tenebrosas amenazas de muerte proferidas desde la agencia de prensa de la guerrilla, preocupa en demasía que el sujeto en cuestión sea liberado.

El gobierno de Suecia, país cómplice de las Farc, ha dispuesto lo necesario para que su “ilustre” ciudadano salga de prisión cuanto antes. Quieren regresarlo a Estocolmo para que continúe con su encomiable labor diplomática a favor del terrorismo guerrillero.

Ernesto Yamhure
Elespectador.com
Mayo 12 de 2011
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