La falacia del “irrespeto a la justicia”

Por Eduardo Mackenzie
3 de febrero de 2012

Yesid Reyes Alvarado dice:   “Quien se precie de defender la democracia, debe respetarla tanto como a los funcionarios que la encarnan, no solo actuando en forma tal que no se ponga en peligro su integridad física, sino acatando sus pronunciamientos”. (El Espectador, 2 de febrero de 2012).

Eso es lo que se llama un sofisma. Un razonamiento para inducir en error. La verdad es lo inverso.

La sociedad debe respeto al funcionario que actúa en Derecho. Si él se burla del Derecho, debe soportar la crítica de los ciudadanos. Y debe soportar la sanción de la ley. Nadie está obligado a respetar a un funcionario por el hecho de ser funcionario. Para que un funcionario sea respetado él debe ser respetable.

El verdadero defensor de la democracia pide sanción para el funcionario corrupto, sobre todo para el funcionario venal que utiliza su posición para minar la democracia y el Derecho. Pedir el acatamiento ciego de la decisión de un funcionario venal, o el acatamiento de una decisión ilegal, constituye un acto de complicidad con el corrompido, equivale a exigir la inmunidad para el criminal.

Sólo en una sociedad totalitaria el funcionario es intocable y sus decisiones son invulnerables. En la sociedad democrática el funcionario debe respetar la ley y rendir cuenta de sus actos. En la sociedad democrática el “pronunciamiento” de un funcionario puede ser acatado, criticado, contestado y hasta anulado y castigado. Nada obliga a los ciudadanos a acatar como esclavos las ocurrencias, lícitas o no, de un funcionario. Lo que cuenta es el Derecho y el respeto del Derecho. Yesid Reyes Alvarado debería averiguar qué es una sociedad democrática, antes de hacer exhortaciones absurdas en la prensa.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar