Otro pronunciamiento sobre marco juridico para la negociacion: Jefes paramilitares

A través de Carta Abierta al Juan Manuel Santos, dos líderes del paramilitarismo, Mancuso y Diego Vecino, se pronuncian sobre el marco jurídico para la negociación de paz. Básicamente, solicitan que se relance su proceso de desmovilización y consideran que el nuevo marco debe incluirlos a ellos.

 

CARTA ABIERTA 

AL SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA
 
En nuestra calidad de Miembros Representantes de las ex AUC para el Proceso de Paz, formalmente investidos de tal responsabilidad por Resolución Gubernamental, sostenemos conveniente y oportuno pronunciarnos  públicamente sobre aspectos cruciales relacionados con el creciente clamor social de Paz que hace décadas reclamamos los Colombianos y el Proceso de Paz iniciado durante el Gobierno presidido por el doctor Álvaro Uribe Vélez, que transita actualmente en cumplimiento de una de sus etapas como lo es el componente judicial transicional de Justicia y Paz. Al finalizar 2012 se cumplirán diez años del cese de hostilidades unilateral  dispuesto por la organización armada ilegal a la cual pertenecimos. Comenzó entonces un largo y azaroso proceso de acercamientos y diálogos en cuyo desarrollo y por virtud de los acuerdos alcanzados logramos el  desarme y desmovilización de más de treinta mil integrantes de las Autodefensas. El cese de hostilidades y la posterior desmovilización significaron para Colombia un enorme alivio humanitario y ninguno de los grandes obstáculos surgidos durante las negociaciones logró apartarnos del camino hacia la paz, convencidos en nuestras conciencias que decirle adiós a las armas era cuestión decidida de una vez y para siempre.El país  siguió con atención y expectativas esperanzadas aunque también con miradas escépticas e incluso contradictorias, el desarrollo del Proceso de Paz entre el Gobierno Nacional como representante del Estado social de  derecho y las extintas Autodefensas, avalados por las normas legales de obligatorio cumplimiento vigentes, y no ignoran nuestros compatriotas que los diálogos atravesaron etapas sumamente arduas, difíciles y  complejas por la ausencia de protocolos y acuerdos finales firmados por las partes y avalados por garantes que pudieran darle claridad y manejo a cualquier controversia a futuro como las que se han presentado. La abrupta interrupción del componente político por decisión unilateral del Gobierno anterior hizo recaer en los aspectos judiciales de una ley -que aun a la fecha adolece de graves vacíos e inseguridadestodo el peso del  Proceso de Paz y ello ha tenido consecuencias negativas no solo sobre los desmovilizados y las comunidades afectadas por los compromisos no materializados que han generado nuevos fenómenos de violencia, sino  también, sobre la necesaria confianza en la palabra de los funcionarios y representantes del Gobierno.

 

Nosotros, que llevamos en el Proceso de Paz diez años continuos de hechos y demostraciones de Paz, asistencia a los Tribunales nacionales y extranjeros, recluidos hace más de cinco años en cárceles de Colombia y  los Estados Unidos podemos dar fe, por haberlas padecido, de las dificultades y los peligros que se interponen en el tránsito de la guerra al desarme, del desarme a la reinserción, de la reinserción a la civilidad en  busca  de la Paz con derechos y obligaciones, como también de los obstáculos que en el pasado y hoy mismo siguen alimentando el infierno de la violencia social y armada, hemos tomado atenta nota de las expresas  manifestaciones hechas por el Señor Presidente de Colombia Doctor Juan Manuel Santos y sus propósitos de alcanzar la Paz y la Reconciliación, de tener en sus manos “las llaves de la paz” prestas a ser utilizadas  apenas existan la voluntad y los hechos por parte de los alzados en armas que manifiesten que la Hora de la Paz ha llegado para nuestro País. Alentados por estas afirmaciones y propósitos, respetuosamente  solicitamos al Señor Presidente de la República Dr. Juan Manuel Santos darle continuidad al Proceso de Paz con las Autodefensas, retomar la interlocución política abruptamente interrumpida por el Gobierno anterior y  culminarlo exitosamente, dado que la voluntad, el compromiso y los hechos de paz demostrados por nosotros, son incontrovertibles.

Aquellos que le apostamos y lo hemos arriesgado todo por alcanzar la Paz y la Reconciliación y quienes lo hagan a futuro, necesitamos interlocución continuada que garantice la culminación exitosa de todas las etapas del Proceso de Paz, normas, reglas y leyes claras, seguras y garantistas. Los Procesos de Paz demandan mucho más que actos de fe y buena voluntad. Nuestro Proceso de Paz con las correcciones indispensables que permitan recuperar su dinámica política y alcanzar su eficacia jurídica debe servir de guía a los que se avecinan, ojalá con nuestra participación. Pedimos con respeto y humildad que el Sr. Presidente Juan Manuel Santos conozca directamente de nosotros la total y plena disposición de seguir colaborando con la construcción de Paz y Reconciliación, en el marco de la justicia transicional, fieles a los postulados de Verdad y Reparación, solidarios con las víctimas del conflicto armado y juramentados en la No Repetición para que en Colombia no se vuelva a reproducir más el funesto ciclo de víctimas y victimarios y podamos hallarle solución sensata, civilizada y democrática, al flagelo constituido por múltiples causas y combustibles que originan, propagan y perpetúan los conflictos sociales y armados que asolan vastas extensiones y comunidades de nuestra Patria.  Observamos con preocupación que el actual marco legal para la paz adolece de múltiples y graves vacíos e indefiniciones que son violatorios de nuestros derechos fundamentales y el de las víctimas, al punto que también la OEA ha señalado públicamente varios de ellos que desafortunadamente aún subsisten en el nuevo proyecto que cursa actualmente en el Congreso de la República.

Consideramos indispensable que para satisfacer intenciones tan loables como las contenidas en el Nuevo Marco Legal para la Paz y en el anterior vigente -actualmente en tránsito en el Congreso de la República- y en consonancia con las manifestaciones del Sr. Presidente Santos de encontrarle una solución política que ponga fin a más de medio siglo de conflicto armado, se habiliten definitivamente los canales de comunicación confiables, eficaces y fluidos que hagan posible que quienes estemos cumpliendo sin mácula las etapas previstas en el Proceso de Paz o los que se avecinan, podamos poner a disposición y aportar al Gobierno, al Congreso, a la Justicia, a los Organismos Multilaterales, al Mundo de la Academia y a Colombia entera toda nuestra experiencia y conocimiento hasta hoy no valorados en debida forma, con el fin de encontrar y darle solución a los problemas que alimentan el conflicto interno armado, social y político que padece Colombia y los que se derivan de éste, como también ajustar la diversidad de interpretaciones y vacíos del componente judicial derivado del Proceso de Paz, que demanda claridades, certezas, garantías y celeridad en la administración e impartición de justicia acorde con el espíritu concebido en el marco jurídico transicional nacido del Proceso de Paz, que haga posible a todos los postulados cumplir con todas las obligaciones, etapas y compromisos de la ley 975 de 2005, y obtener los derechos nacidos de la misma ley, entre ellos, la pena alternativa y la libertad, permitiéndonos volver a la sociedad de forma digna y decente en un tiempo que no exceda los 5 a 8 años, incluidos los excomandantes de máxima jerarquía. Si existe un compromiso real por alcanzar la Paz, no deben quedar vacíos, incertidumbres o indefiniciones que impidan por falta de garantías y claridades dar por terminado este largo conflicto colombiano de manera transparente, solida y eficaz, aprovechando todas las herramientas existentes, incluida nuestra participación, experiencia y conocimiento, para evitar repetir y multiplicar situaciones como las que estamos viviendo, que dieron lugar a la prolongación del conflicto armado y a la generación de nuevos estados de ilegalidad y desencuentros entre ciudadanos y Estado.

Los conflictos y la violencia no se resolverán únicamente con la fuerza de las acciones militares y policiales, ello no es suficiente. La paz es mucho más que el silencio de las armas de guerra y más que una negociación de intereses.3 La paz sana los corazones de las personas y los pueblos; es capaz de garantizar que las víctimas, los victimarios y todos los que tenemos responsabilidad en el conflicto nos podamos perdonar y reconciliar, para que sin exclusiones podamos construir el proyecto de vida de nuestra hermosa Nación. Estamos de acuerdo con lo dicho por el Sr. Presidente Santos hace pocos días: “Una vez conseguida la Paz a Colombia no la para nadie”, y nos sumamos a todos aquellos que reclaman para Colombia el derecho de vivir en Paz, próspera su gente, reconciliados, en armonía, sin injusticias y que se dejen de lado los intereses subrepticios y las mezquindades, por eso es necesario que se tenga en cuenta a todos los que estamos involucrados en los Procesos de Paz. Cuesta aceptar, pero las guerras nacen en los corazones de las personas y de los pueblos y es allí, en ese mismo corazón que debemos buscar soluciones. Hasta ahora en Colombia, se han dedicado todos los esfuerzos para ganar la Guerra pero no los suficientes para construir la Paz. La violencia social y las injusticias que nos empujaron a la violencia armada, sembraron la ira, el odio, el resentimiento y deseos de venganza que deben ser tratados sobre la base de Solidaridad, Justicia, Compasión y Paz para cimentar mundos posibles donde habitar, de tal manera que para quienes padecimos y padecen aún las consecuencias de la violencia armada y social y estemos dispuestos a practicar el Arrepentimiento, el Perdón y la Reconciliación exista la posibilidad de una justa y verdadera salida de los laberintos de la guerra. Lo ha expresado muchas veces Su Santidad el Papa Benedicto XVI, la Compasión, el Perdón y la Reconciliación son herramientas poderosas para la construcción de la Democracia, la Convivencia y la Paz.

Quien practica el Perdón, la Compasión y la Reconciliación, ofrece la justa y verdadera salida a una situación de conflicto. Para la Paz, la Justicia entraña también el concepto de Solidaridad y Compasión, y la misma Compasión debe ser un pilar importante de la humanidad. Sin Compasión, no hay Verdad ni Perdón, y por la misma razón, ni Paz ni Reconciliación. La realidad pasada y presente de la violencia en Colombia, necesita de la Compasión y el Perdón para sanar. Sin Perdón, sin Reconciliación no habrá un futuro próspero en Colombia. Señor Presidente Juan Manuel Santos, sea Usted el líder de la Compasión, del Perdón y de la Reconciliación, abra las puertas de la Paz para Colombia con las llaves que tiene entre sus manos y cierre así de manera definitiva las puertas de la guerra, Usted también tiene esas llaves. Comprometidos con la Paz rogamos a DIOS Bendiciones para Todos. Se firma en Warsaw, V.A. USA y en Colombia.

Abril 30 de 2012.

SALVATORE MANCUSO GÓMEZ. 

EDWAR COBOS TÉLLEZ.

MIEMBROS REPRESENTANTES EX AUC PARA EL PROCESO DE PAZ.

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