¡Aleluya!

"Por fin se abandona la Seguridad Democrática de Uribe, esa fastidiosa política que nos involucraba en…"

Desde una esforzada Seguridad sin "Paz", parte Colombia hacia una alegre "Paz" sin seguridad (hablo de seguridad uribista y paz pastranista). Por fin se abandona la Seguridad Democrática de Uribe, esa fastidiosa política que nos involucraba en el combate y persecución intensa contra los terroristas. ¡Aleluya!

Colombia regresa a la política de "solución negociada" de Samper y Pastrana. Aunque suponga, ¡qué vaina!, una arremetida violenta de los "actores armados ilegales", gozaremos de un delicioso y 'camarografiado' "diálogo social y político para una salida negociada del conflicto". ¡Aleluya!

De una tenebrosa seguridad sin "acuerdos políticos" como la que ideó el maléfico Uribe, transbordaremos a la bienaventurada inseguridad con "mesas de diálogo" y visitas del Presidente a los altruistas "actores del conflicto". ¡Aleluya!
De una "cantaleta guerrerista" que inducía a las Fuerzas Armadas a estar vigilantes y activas, "avanzamos" hacia la "aplicación civilizada y progresista del cansancio de la guerra" proclamado por el comandante en jefe, Juan Santos. ¡Aleluya!

De 'nefandos' conceptos uribistas como "soldados y policías de la Patria", "cooperantes", "recompensas", "amenaza terrorista", "confianza inversionista", "cohesión social", que nos dieron seguridad pero nos quitaron "imagen internacional" ante oenegés, Chávez y medios de comunicación de la izquierda caviar, regresamos al lenguaje del 2002, "políticamente correcto" y de buen recibo en los "círculos bien" del mundo: "solución negociada", "causas objetivas", "actores armados", "guerreristas". ¡Aleluya!

De la vieja idea de que la paz es consecuencia de la seguridad y de que los agentes estatales tienen obligación de ejercer con firmeza la autoridad, hemos regresado al secuestro consentido (¿volverán a "reglamentar entre las partes" la edad o la condición de gestación en la mujer víctima?), voladura de torres, muerte de los trabajadores del sector minero-energético, asesinatos con bombas lapa. De predicar la cohesión social y dar la bienvenida a la inversión (local y extranjera), regresamos a hablar de "factores objetivos" causantes de la violencia y a obligar a los capitalistas a sentirse culpables de la violencia por su manida costumbre de querer ganar plata con el sudor del pobre. ¡Aleluya!

De perseguir a las Farc por narcotraficar, secuestrar, asesinar, desplazar, reclutar niños, violar mujeres y obligarlas a abortar, se regresa a las venias -como si fueran dignatarios de un "Estado embrionario"- en las reuniones que habrán de programarse con oenegés y embajadores que mirarán a nuestros funcionarios y empresarios con ojo acusador, "como al muchacho que armó un tierrero con sus metidas de pata en la administración de asuntos sociales". De discutir la agenda social con el pueblo en esforzados Consejos Comunitarios, se pasará a ventilar una "agenda política" con las Farc, porque, como anunció el ideólogo de la "solución política", Andrés Pastrana, "la acción del Estado se concentrará en las causas objetivas de la violencia: la pobreza y la inequitativa distribución del ingreso". ¡Aleluya!

Del fingido optimismo de la Seguridad Democrática que malbarató ocho años intentando que Colombia simulara tener alta autoestima como nación, volvimos al realista desborde de la criminalidad, definida por el inefable consejero Jaramillo y el 'ideólogo' del régimen, León Valencia, como "conflicto interno armado" o "guerra civil". Del pérfido espíritu de combate de las Fuerzas Armadas, regresamos a lo que certifica Serpa, otro ideólogo del gobierno Santos -cuyas ideas, empero, nunca merecieron el triunfo en las urnas-: "La paz nace del convencimiento de que nadie tiene la victoria militar (…). El conflicto no tiene vencedores a la vista". ¡Aleluya!

Artículo de José Obdulio Gaviria
Publicado en El Tiempo, 28/08/2012

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