Declaración de Nueva Democracia Moirista sobre 2º Acuerdo de la Habana

“Se pretende empeñar la tranquilidad del pueblo por otros cuantos años más a cambio de una irrefrenable ambición. Y se hace conscientemente, ya que ningún colombiano ignora el costoso desencanto de una pacificación que lo ensayó todo o casi todo, menos la desmovilización de los grupos insurrectos”. (Francisco Mosquera, Res. Civil, pág.246, dic.1988)

El presidente Juan Manuel Santos ha decidido jugar sus restos a la carta de las Farc. Al anunciar el acuerdo sobre el 2º punto de la agenda ha manifestado su decisión de mantener las conversaciones de La Habana y por tanto “no habrá pausa ni rompimiento en los diálogos”. El documento leído por delegados de Noruega y de la Habana contiene los ofrecimientos para realizar la “apertura democrática” exigida por las Farc y el Partido Comunista desde hace más de tres décadas y está plagado de una obsecuente palabrería : “democracia, participación, equidad, seguridad, transparencia,” etc., con el objeto de hacer más viable el romance con los terroristas.

Un sólo punto indica de lo que es capaz Santos y sus negociadores: Las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, donde se elegirían Representantes a la Cámara. No cabe duda que la tal Apertura Democrática supone abrirle espacios territoriales e institucionales a los grupos terroristas para que avancen en sus propósitos de llevar a Colombia a la corriente castro-chavista. Esta afirmación se deduce del entendido, que en el primer punto, continua pendiente lo relacionado con las Zonas de Reserva Campesina (hoy existen 6, todas en territorios de las Farc) y que el gobierno ha ofrecido 3 millones de hectáreas y los terroristas exigen 9 millones, para ampliar la creación de nuevas Zonas.

El expresidente Álvaro Uribe Vélez ha señalado con acierto que “es imposible negociar la institucionalidad con las FARC”. Nosotros consideramos que esta frase compendia el asunto que determina la principal contradicción entre dos corrientes de la sociedad colombiana y que la representada por el Presidente Santos y su círculo palaciego, como lo afirmara premonitoriamente Mosquera, por el afán reeleccionista, están dispuestos a entregar la democracia republicana colombiana. Los colombianos debemos reflexionar, sin prejuicios y sectarismos frente a la encerrona de La Habana, persistir en un debate a profundidad sobre tan calamitoso asunto y unir esfuerzos para impedir, que en nombre de ampliar la democracia, los colombianos nos precipitemos al modelo de la dictadura castro-chavista.

Colombia requiere de una unidad muy amplia para impedir que a las futuras generaciones les corresponda el papel de lamentosas plañideras. Los moiristas, destacamento y embrión primogénito en el combate contra el mamertismo desde el siglo pasado, advierte sobre la importancia de ampliar la unidad para perseverar en el camino que salve a la nación de ser dirigida por los terroristas de viejo cuño.

Movimiento Nueva Democracia Moirista

Carlos Valverde R.

Secretario General

Bogotá, Noviembre 11 de 2013

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