EL LABERINTO DE LAS DROGAS EN UN MUNDO FELIZ O EL ENCUENTRO ENTRE MAO TSE TUNG Y EL PAPA FRANCISCO

El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.

Winston Churchill

En la mitología griega, a cambio de la paz, los atenienses debían enviar siete hombres jóvenes y siete doncellas cada año para alimentar al Minotauro; en términos contemporáneos diría que el Minotauro es la servidumbre de una guerra inútil. Cansados de esta situación, Teseo, el héroe, es enviado para internarse en el laberinto donde vive el Minotauro, matarlo, y salir de ahí ayudado con el hilo del ovillo que le suministra su enamorada, Ariadna. Digamos que el hilo es la lógica de lo obvio. Pero según la cita de apertura de este escrito, el problema de las drogas consistiría en que lo han manejado políticos y no estadistas, ese es el laberinto. De esa forma las soluciones se han convertido en problema, y cuando esto sucede les cambian las preguntas al examen. Y así nos encontramos con Groucho Marx quien decía: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.

”Con la hipótesis mítica anterior, me fui al mapa de los hechos, el Informe Mundial sobre las Drogas 2013 y me encontré con el panorama mundial que parecía una morera; es decir, un cultivo de moras con globitos morados por todo el mundo, menos en Asia, en donde se alcanzaba a ver un minúsculo moradito por allá en Hong Kong; y me pregunté si a los asiáticos no le gustaban las moras. El informe está hecho para ser leído y evaluado por académicos expertos en bibliografía, mapas, barras estadísticas, gráficos, etc. Por otra parte, los dolientes de los muertos y los zombis del Bronx universal escasamente si saben que son objeto de estudio cuando los dueños del negocio lo leen en sus balances financieros. Y me pregunté por qué la presentación del problema era tan profesional, aséptica, respetable, e intuí que entre más siniestro es el veneno, más noble se vuelve el empaque.

Traté de averiguar por qué a los chinos no les gustaban las moras y me encontré que en la vieja sociedad china había montones de adictos: 70 millones esclavos del opio, la morfina y la heroína. Los jornaleros muertos de hambre recurrían al opio para olvidar su dolor, hambre y desesperación; los ricos se drogaban porque no tenían nada más en qué entretenerse. En algunas regiones todos, incluso los niños, fumaban opio. En las ciudades lo vendían en las esquinas como vender paletas. En el trabajo se fumaba.

¿Cómo se acabó el narcotráfico? Los maoístas organizaron al pueblo para desbaratar las redes que vendían el veneno. Así fue disminuyendo la cantidad de droga; se volvió más y más difícil conseguirla; movilizaron a los propios adictos, exhortándolos a dejar el vicio y unirse a la lucha para construir una nueva sociedad; comprometieron al resto de la comunidad para apoyar a los adictos con persuasión y educación; los ex adictos y sus parientes participaron en marchas y manifestaciones: en los barrios organizaban celebraciones para quemar drogas; educaron a los niños en las escuelas y con la prensa y la radio apoyaron la campaña. Los grandes narcotraficantes que se enriquecieron con el sufrimiento de los adictos, los ignorantes, los trataron como ENEMIGOS DE LA SOCIEDAD, fueron juzgados y sentenciados a cadena perpetua o muerte. Solo ejecutaron a cinco o diez en las grandes ciudades. Por 20 años no hubo drogas en China, pero el narcotráfico regresó debido a la avaricia del dinero fácil, pero poniendo en riesgo a mulas extranjeras, porque se abandonó la presión social. ¿Qué piensan los ‘revolucionarios’ de las Farc de estos verdaderos maoístas? Ellos no invirtieron dinero en rehabilitación; no buscaron la terapia individualizada, no llenaron las cárceles de adictos enfermos porque no eran criminales, mientras, como en nuestro medio, se deja en libertad a los grandes narcotraficantes; no les predicaron moralismo ni sermones; la sociedad se movilizó para acabar con un problema social. Esa es la enseñanza. En occidente se ensayó la represión; parece haber fracasado. Débilmente se ensaya la rehabilitación y la prevención. Creo que contra las drogas hay que utilizar el método comunista de ‘todas las formas de lucha’; es decir, represión dura o letal con pena de muerte o cadena perpetua para los narcotraficantes y sus financistas; represión blanda para los minoristas; rehabilitación o cárcel para renuentes que se les ofrece la oportunidad de rehabilitarse y la rechazan; educación preventiva, y en consonancia con todo lo anterior, neutralización o recuperación de los corruptos; movilización social en colaboración con los aspectos anteriores para desmembrar redes. Sin esto último, acabar con el narcotráfico es un sueño.

En el mundo 315 millones son consumidores. Un estimativo del mercado de la cocaína es de 100 mil millones de dólares (no hablamos de marihuana, otros sicotrópicos, drogas de diseño) de los que 70% se lo quedan los traficantes intermediarios 15% van para los vendedores al por mayor y al detal; y 15% para los productores y la cadena de corrupción. Eso significa que, aproximadamente, dicho negocio representa más dinero, en comparación, que el del producto interno bruto nominal de países enteros. Entonces si a la gente la ponen a escoger entre un baño de sangre y un negocio lucrativo controlado por los gobiernos, no es difícil conocer la respuesta. Por otra parte, si bien es cierto que la guerra es una política llevada a cabo mediante el derramamiento de sangre, la política no deja de ser una guerra. Lo que no nos gusta a los colombianos es la perspectiva de que esa guerra se parezca a la posibilidad de vivir como en Cuba o Venezuela. ¿O es que las Farc no quieren creer que a pesar de ellos Colombia es el país con la gente más feliz? ¿O es que somos adictos a engañarnos con los falsos palabreros?

¿Qué es la adicción? Es una enfermedad crónica del cerebro con recaídas, ya que las drogas alteran el cerebro haciendo que el enfermo busque drogas de manera compulsiva a pesar de las consecuencias. La cocaína puede causar ataques al corazón y convulsiones; la marihuana puede deteriorar la habilidad para conducir, especialmente si se combina con el alcohol; las pastillas de éxtasis pueden tener cualquier cantidad de ingredientes tóxicos; e inhalar pegantes o similares puede hacer que el oxígeno no llegue al cerebro. El resultado de este consumo es que podemos asumir múltiples conductas de riesgo.

Si se me preguntara qué futuro le veo a la humanidad inmersa en el escenario de las drogas, diría que una generación de jóvenes en el año 57 se enfrentó a un dictador colombiano, lo sacó del poder, lo juzgó y condenó; posteriormente le devolvió sus derechos civiles y le ofreció una oportunidad democrática. Es decir, había DIGNIDAD y objetivos claros. Por otra parte, en una sociedad convulsionada por las guerras, el hambre, el terrorismo, donde quizás lo más anhelado por el hombre sea la felicidad y la estabilidad social, la droga nos propone un mundo de escape donde la sociedad se condiciona por el status social para que cuando los niños sean adultos se sientan felices de pertenecer a su profesión y realizar el trabajo que les corresponde. Un mundo en el que el rey negocio dicta que no existan sentimientos ni tabúes, en el que las palabras y conceptos más obscenos son normales y en donde las personas serán gobernadas de por vida por medio de una droga llamada ‘éxito,’ que sería el equivalente al ‘soma’ de la sociedad utópica de Huxley. En esa sociedad vislumbrada en 1932 prevalece la artificialidad de los seres humanos, la falta de iniciativa moral, pues la vida se ha vuelto ‘un estilo’; los derechos individuales se han diluido lo que provoca una despreocupación por la intimidad, el pudor, la propiedad, el respeto a la vida. La droga establece una nueva clase de ser humano: el residuo social. Finalmente la idea de Dios es un estorbo que se enfrenta a la evolución, la tecnología, la libertad, porque Dios es… inconstitucional, incómodo.

Si comparamos el mundo de Huxley con la historia de la Colombia del 2014 que se enfrenta a decisiones importantes, encontramos que un filósofo no podría vivir desarrollando su actividad pensadora, debido a que estaría condicionado para no hacerse preguntas, para no cuestionarse ninguna cosa, aceptando todo lo que le dan, todo lo que le imponen, sin dudar nada, como si fuera algo completamente normal. Otra característica de esa sociedad es la ausencia práctica de un Dios, de una entidad superior a los hombres. Para esa sociedad, el concepto de un Dios no es algo compatible con los avances técnicos y científicos, con el progreso de los negocios o la economía de mercado, que son los pilares sobre los que se sustenta la sociedad. Los que lo representan, hablan de él, o dejan vislumbrar un énfasis especial de sus creencias, son enemigos. Esa sociedad, está compuesta por personas que no poseen ni un atisbo de humanidad ni espíritu; no se las cataloga como de izquierda o derecha, son diferentes, ya que las hay en todos los estratos, partidos, y clubes. Si Dios es un enigma cuestionador de la conciencia humana, ese paradigma no le conviene a ese nuevo orden de seres programados. De alguna manera los de las Farc creen que pueden estar negociando con representantes de una sociedad que se le parece, aunque el Informe de Memoria Histórica, los múltiples movimientos en pro de la dignidad de los colombianos y el 97% de rechazo a ellos dice lo contrario. El fenómeno de los negociadores de las Farc se llama ‘proyección o racionalización sicológica’, pues no somos tan pendejos. Y la pregunta de todo esto es: Si la sociedad civil colombiana pudo sacudirse un dictador con todo un ejército que lo respaldaba ¿por qué permitimos que unos terroristas chisgarabís nos quieran gobernar? No es fácil responder esa pregunta. Veamos.

Si al lector de esta columna le importa Colombia como su patria del alma; si le duele que en los aeropuertos nos saquen de la fila como posibles mulas, nos quiten la dignidad; y si ese sentimiento lo deja impotente, maltrecho, con las lágrimas que no muestra por dignidad, entonces infórmese, luche, hable, exponga. Le doy las herramientas para hacerlo. Váyase a internet y escriba “Narcotráfico S.A.” Le saldrá la página Narcotráfico S.A. La nueva ruta del Opio – Soberania.org en donde se resume el libro de Lyndon H. Larouche que al publicarlo casi le cuesta la vida. En inglés el libro se titula “Dope Inc.” Difícil conseguirlo. Pero allí se presenta el entramaje mundial del segundo negocio del mundo después del petróleo, las familias de la élite mundial que lo manejan  a costa de la salud del planeta. Segundo paso: Busque “El Grasso abrazo.” Se encontrará usted una foto de Raúl Reyes dándose un fuerte abrazo con Richard Grasso, presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York. En esa entrevista que tuvo lugar durante los diálogos de El Caguán, Grasso invita a Reyes a que visite Wall Street para discutir sobre inversiones en el post conflicto. Aprenderá usted en esa página quiénes quieren la legalización y por qué. Con la llegada de Uribe al poder ese negocio se dañó. Esa es la fuente interesada en explotar el odio antiuribista para que no interfiera en el negocio. Tercer paso: Busque La guerra contra las drogas | LaRouche Political Action Committee. Encontrará alrededor de 200 noticias sobre la guerra de las drogas que datan del 2005 hasta la fecha. Ninguna de esas noticias llega a Colombia porque conviene mantenernos en la ignorancia. Entre ellas destaco la del Papa Francisco que se originó el 26 de julio de 2013 en su visita a Brasil. Dijo: "¡Cuántos mercaderes de la muerte que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa! La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembre dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad. No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia", subrayó. "Es preciso afrontar los problemas que están a la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro". Esta última frase resume lo que hicieron los chinos en 1949 para librarse del narcotráfico lo cual ha sido convenientemente ocultado a la sociedad occidental.

Destaco también: Las ganancias de los narconegocios son para salvar al sistema bancario: zar antidrogas ruso Viktor Ivanov. 14 de noviembre de 2013 — El director del Servicio Federal para el Control de las Drogas, Viktor Ivanov, dijo desde Moscú el pasado martes 12 que las ganancias de los narconegocios son absorbidas por el sistema bancario y les ayuda a resolver la falta de liquidez que surgió debido a la crisis financiera mundial de los últimos años. Destacó que "el problema no se debe resolver solo con medidas policiacas, porque es un problema de política internacional y antes que todo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU)". "El CSNU debe detectar y registrar los desafíos y amenazas a la paz y la seguridad" que representa el narconegocio.

Con la información anterior, mi adolorido lector entenderá, que como personas honestas y responsables que amamos a Colombia, nuestras familias, nuestros jóvenes y niños, no podemos permitir que la ignorancia nos obligue a tragar sapos. La legalización de la droga significará la degeneración futura de nuestros jóvenes y habremos perdido nuestro puesto entre las naciones. Lo que hemos visto a nivel internacional es que el sistema no permite que los dueños de un megabanco estafador vayan a la cárcel porque son demasiado importantes para que se quiebre. Junto con los banqueros mencionados por Viktor Ivanov, las Farc son responsables mundiales del desequilibrio que significa su negocio; no son solamente unos traficantes nacionales; su crimen es de lesa humanidad con el planeta como ha sido la opinión del Dr. Uribe y de reputados juristas internacionales. Cito uno de ellos: The International Criminal Court, Drug Trafficking and Crimes against humanity: A local Interpretation of the Rome Statute. Dr. Juan Carlos Sainz Borgo, Associate Professor and Head of the Department of International Law. University for Peace, United Nations. The Journal of Jurisprudence. Por eso Santos quiere mantener lejos de los diálogos a la Corte Internacional de Justicia.

En este artículo he hecho los primeros pinitos para que los expertos asuman y visualicen las consecuencias biológicas, sociales, morales, genéticas, jurídicas, de una humanidad embrutecida por las drogas. La legalización es el resultado de la cobardía social, de la ignorancia de los hechos, no de una necesidad. Mao Tse Tung y el Papa Francisco, DOS ESTADISTAS, lo vislumbraron; el primero actuó con energía, dureza y efectividad; el segundo con misericordia. Ambas son necesarias. Decidamos.

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