El Presidente Santos es prisionero de la reelección, por ello no quiere incomodar a las Farc en las conversaciones de La Habana, y de ahí  que sin ningún reato salió para Cuba desde Venezuela el cantante del grupo terrorista alias “julian Conrado” con el cuento de razones humanitarias, también la narcoguerrilla derribó a un helicóptero en Anori- Antioquia, donde murieron 4 militares y un sacerdote, lo cual demuestra que la tal tregua navideña de las Farc era un simple embeleco, de engaño a los incautos, además para darle refugio a 6 ciudadanos Cubanos, el gobierno colombiano ha vacilado, no obstante que las normas internacionales protegen el derecho de asilo, esto para no disgustar a los Castro mentores y anfitriones de los cabecillas de las Farc, pero para cerrar con “broche de oro” este estado de sometimiento, se advierte que cuando el Procurador ratifique la destitución del alcalde Petro, Santos va a patinar dilatando la ejecución del fallo del ente de Control, todo en aras de la reelección, especialmente buscando no molestar a los contertulios de La Habana.

Pero la carta que se juega el Presidente en busca de su reelección es muy escabrosa, con unas Farc ladinas y traidoras, a las cuales por su ideología marxista no les interesa la lealtad, ya que su credo se basa en la violencia y la mentira, así que Santos no puede cantar victoria, pues tiene unos socios muy peligrosos que de la misma manera como violan un tregua unilateral, también están al acecho con el puñal de la felonía, porque a la banda terrorista no le interesa ponerle fin al conflicto sino prolongarlo para posesionarse mejor política y militarmente.

La paz de la narcoguerrilla es la claudicación del  Estado, por eso elúnico verdugo del pueblo colombiano, es ese engendro marxista leninista que por su carácter totalitario cree que el poder político es su dios, utilizando para ello el terrorismo, pues al igual que Hitler consideran que las masas necesitan del pavor para someterlas, pero el único que no se da por enterado es el gobierno nacional, que se deja engañar de las Farc y a la vez busca timar a los colombianos,cuya desconfianza frente a la parodia de La Habana va en aumento.

En la presente situación colombiana, los únicos enemigos de la paz entendida como la tranquilidad en el orden, son los terroristas comunistas de las Farc, que en su tergiversación semántica considera que “la paz” es el sometimiento del pueblo a una esclavitud política dirigida por los sátrapas marxistas, en donde la miseria de las masas es la condición necesaria para volverlas mas dúctiles a la nomenclatura u oligarquía, ejemplos Cuba, Norcorea y por ese camino va Venezuela.

Entonces el gobierno de Santos frente a los diálogos en Cuba debe de saber que la realidad tiene un límite, pero la estupidez es infinita, por lo tanto ya es hora de que se notifique ¡las Farc no van a acordar el fin del conflicto! ya que sus intenciones van más allá de la firma de un documento,porque claramente han dicho que no entregaran las armas con lo cual se quieren convertir en un paraestado, con franquicia para hacer proselitismo armado y con más de 50 republíquelas que serán las zonas de reserva campesina, y este cáliz amargo se lo tendrán que beber los colombianos por muchos años, si el gobierno de Santos no reacciona y los ciudadanos no nos dejamos conducir como un rebaño.

Por ello la coyuntura actual da para organizar un gran movimiento suprapartidista, buscandocontrarrestar la reelección y la claudicación que encarna Santos, quien va camino de entregar todo, por un nuevo periodo presidencial, por eso movimientos como el Uribismo Centro Democrático, deben de buscar una inmensa coalición con fuerzas de los diferentes partidos y sectores independientes que le salgan al paso al continuismo, sin olvidar que el Partido Conservador tiene la palabra en su próxima convención, para que elija a un candidato o candidata presidencial, que llegue a un acuerdo con el Uribismo para salvar a la Republica del abismo al cual nos quiere mandar el actual régimen, contando también para el propósito de salvar a la Nación con otras fuerzas cuya reserva democrática sigue intacta, porque de lo contrario, a nuestro país lo esperan las cadenas del envilecimiento.