La oposición es mentirosa: Santos

El presidente dice que la oposición acude a la mentira para desprestigiar su gobierno porque no tienen otra forma de atacarlo. En efecto, declaró este viernes desde Cartagena durante la entrega de nuevos helicópteros y unidades fluviales a la Armada que lo que se está negociando es la transición de esa gente a la democracia, nada más. […] “Siguen las historias de propaganda negra: que allá estamos negociando las pensiones de los policías, para entregárselas a los guerrilleros, que allá estamos negociando nuestro sistema político, que allá estamos negociando nuestro sistema económico” (www.elcolombiano.03.012014).

¿Cree que es transición a la democracia que las Farc, en comunicado conjunto con el ELN, busquen tomarse el poder utilizando todos los resquicios del sistema y las garantías que produce la democracia para usarlos en su contra, siguiendo en esta estrategia a Lenin? ¿De verdad cree el presidente que la inserción de estos grupos en la vida política de nuestro sistema será usada para la reconciliación y no para el fomento de la lucha de clases y la rebelión, como hicieron en el gobierno de Betancur, cuando mientras acordaban una tregua y construían la UP, simultáneamente concebían un plan para tomarse el poder mediante la lucha armada en un horizonte de 10 años? No; es un paso definitivo en su lucha por la toma del poder para instaurar un  estado narcototalitalitarista. Y para la muestra un botón:

“No es con demagogia y amenazas de represión y más guerra que se pondrá fin al conflicto […] Mucho menos dando ultimatums a la insurgencia a partir de la idea vana de que la paz sería el producto de una quimérica victoria militar del régimen, que lleve de rodillas a la insurgencia, rendida y desmovilizada, ante ese adefesio llamado marco jurídico para la paz. Nuestra voluntad de paz radica en el convencimiento de que el destino de Colombia no puede depender de los intereses ruines de la oligarquía. Los cambios políticos y sociales con la participación y decisión plenos del pueblo son una necesidad y un requerimiento inevitable. Por ello la unidad y la movilización del pueblo en favor de los cambios estructurales para, sobre la base de la justicia, construir la paz, son la verdadera llave de su conquista (http://sinaltrainal.org/index.php/noticias/nacionales/2697-declaracion-politica-eln-farc-ep). El rechazo al marco jurídico para la paz, que el gobierno pensaba que era una panacea, es asumido de la siguiente manera: “Mucho menos dando ultimatums a la insurgencia a partir de la idea vana de que la paz sería el producto de una quimérica victoria militar del régimen, que lleve de rodillas a la insurgencia, rendida y desmovilizada, ante ese adefesio llamado marco jurídico para la paz.” (ibíd.).  Si Santos y su cohorte pensaban que estaban negociando con una guerrilla que se asumía derrotada y asumía la responsabilidad de sus crímenes, bájense de esa nube.

De hecho, el silencio gubernamental frente a los abusos y violaciones permanentes al derecho internacional humanitario, y a los infinitos crímenes de guerra y de lesa humanidad; el retroceso real de la seguridad en el país, a pesar de algunas bajas de la guerrilla, compensadas en grande con el retorno a territorios que habían perdido, han fortalecido militarmente a las Farc; y las negociaciones les ha servido para presentarse como una parte legítima con causa justa, a la cual el propio estado le reconoce estatus al considerarla representante de amplios sectores de la población colombiana, como, el campesinado, y frente a la comunidad internacional.

El paro cocalero del Catatumbo no le dejó al presidente ninguna lección, a pesar de que se perdió para la institucionalidad  el control del territorio, se comprometió a premiar a los narcocultivadores que están aumentando los sembrados de coca y desarrollando la zona franca binacional de narcotráfico y armas entre las Farc y el ejército de Venezuela, cuyos mandos en gran número viven de la coca, comandados por Cabello. Tampoco el hecho de que estén reclamando al menos 20 millones de hectáreas para consolidar su poder mediante la generalización de zonas de reserva campesina, en  las cuales, curiosamente, coinciden con los cultivos de coca controlados por ellas y sus aliadas, las bacrim; o que planteen legalizarlos con la excusa de que esa planta se usa como expresión cultural de las comunidades indígenas, como si éstos necesitaran más de 60 mil hectáreas de cultivo.

Y qué decir de la propuesta de Constitución, cuya composición sería así: un número por determinar de guerrilleros, representaciones especiales estamentarias (estudiantes, campesinos, negritudes, comunidades indígenas) todas controladas por las Farc, más algunos que se elijan democráticamente en el país. .Harían mayoría absoluta. Allí, declaran, NO se discutirían los acuerdos firmados en La Habana, que estarían fuera de cualquier refrendación popular, sino una serie de reformas para convertir a Colombia en un estado de “democracia popular” en marcha al socialismo, que garantice la impunidad total  de la narcoguerrilla terrorista, desconociendo el derecho internacional de los derechos humanos y los tratados en ese sentido firmados por Colombia. ¡Y Santos y De la Calle diciendo, que cualquier acuerdo será refrendado por el pueblo!

¿Que la oposición dice mentiras y que sólo se trata de que esa gente “transite a la democracia?” Hombre presidente, no nos crea tan tontos. Las mentiras y la falta de argumentos corren por cuenta de otro.

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