Se pide un año electoral sin corrupción

Colombia afronta en el 2014 uno de los momentos más importantes en la historia del país: unas elecciones en medio de una negociación de paz con la guerrilla de las FARC en La Habana. Hay quienes aseguran que el presidente Juan Manuel Santos podría ser reelecto en la primera vuelta, un argumento apresurado si tenemos en cuenta que hay varios factores que pueden repercutir en la votación.

El candidato que según encuestas pudiera tener alguna oportunidad de ganarle a Santos sería Oscar Iván Zuluaga, el candidato del Uribe Centro Democrático, pero con números hasta el momento lejos de los de los del actual presidente. La tercera en la fila sería Clara Rojas. El presidente Santos le saca a Zuluaga 24 puntos según la más reciente medición. Temas como la sanción a la gestión del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, y un receso navideño en La Habana, alejaron un tanto a la opinión pública de las elecciones. Pero después de fiestas, y con el inicio del diálogo en Cuba, nuevamente toma furor.

El expresidente Uribe denunció hace un par de semanas lo que él y sus partidarios han llamado el “carrusel de la reelección”. Según ha dicho un aspirante al Senado de Colombia, el señor Ernesto Macías, él ha recibido una información que consta de 667 folios, 15 paquetes y un CD con 1,975 hojas de vida la cual probaría que el gobierno del presidente Santos ha entregado aproximadamente –a título de trueque– a congresistas para que voten por su gobierno, 1,968 cargos directivos, 597 contratos de prestación de servicio. En el material también dicen aparecer 164 congresistas beneficiarios. La denuncia ya se ha hecho pública.

Esta información, sumamente delicada, muestra que de llegar a ser cierta, la democracia colombiana peligra tanto como la ya inexistente de Venezuela. Sin embargo, esta información se encuentra bajo investigación de la fiscalía, y la respuesta de algunos seguidores de Santos y del partido liberal ha sido que en la época de Uribe para garantizar la reelección se entregaron dádivas y puestos para que congresistas votaran a favor del proyecto.

Habita aquí claramente un común denominador. El Congreso. Una democracia no es democracia sin un Congreso íntegro que pueda legislar, y actuar independiente a la rama ejecutiva y no tener que pasar bajo el escrutinio de la judicial. Es por esto que probablemente en Colombia igual de importante que la elección presidencial este año, es la del Congreso.

La corrupción en Colombia es una de las culpables del sangriento conflicto que se vive. Y si casi ningún gobernante se ha salvado por el famoso “cuento” de que para gobernar en sistemas así hay que ser corruptos, me pregunto entonces en caso de que las FARC hagan política si se firmase la paz, con ese historial de crímenes y tráfico de drogas en sus espaldas, ¿cómo será manejada la democracia? ¿Está la institución colombiana lista para eso? Si hoy día en el país, hasta ex presidentes que han sido implicados y financiados por el narcotráfico tienen credibilidad política para algunos.

Si el 2014 es tan crucial para Colombia, como bien lo ha dicho el presidente Santos en su alocución de fin de año, debería empezar por probar que la denuncia del “carrusel de la reelección” no es cierta, independientemente de lo que haya pasado con los denunciantes en el pasado. Solo así obtendrá la credibilidad de los que todavía pensamos que el proceso de paz es la única salida para un país mejor, pero que en muchas instancias dudamos que vaya a ser efectivo. Y que esperamos que no sea un engaño más, orquestado por algunos delincuentes que desafortunadamente han tenido a la patria como el rehén peor tratado.

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