El gobierno de los dementes

La semana pasada escribiendo sobre Venezuela titulé mi columna "Se está vislumbrando el final". No pensé que las cosas fueran a tomar un rumbo tan dramático en un tiempo tan corto, por la forma estúpida, dictatorial y antidemocrática como han manejado Maduro y su camarilla la delicada situación en que ellos mismos han metido a su pobre país, que ahora se debate en medio de toda clase de tragedias y necesidades.

A uno se le hace difícil asimilar que en pleno siglo XX sea posible que individuos con neuronas especializadas en las más violentas de las represiones, traten de dominar a sus compatriotas empleando las formas más crueles, que creíamos que desde las épocas de Hitler ya habían desaparecido, al menos en nuestro entorno latinoamericano.

Claro que acá tampoco estamos libres de que nuestros gobernantes caigan en estupideces, y yo advertía la semana pasada que debíamos prepararnos para el regreso de los insultos y las amenazas de los discípulos de los dictadores Castro. No pasaron ocho días, cuando ante una inocente referencia de Santos en un discurso frente a la situación venezolana, el dictadorzuelo Maduro, como es la costumbre desde inicios de la era chavista, se le vino lanza en ristre enviando otra vez amenazas estúpidas, que lamentablemente nos tenemos que tragar como sapos.

Pero lo más terrible que ha pasado después de los asesinatos que han ocurrido, fueron las advertencias que hizo el dictador diciendo que va seguir armando a las hordas de asesinos que están disparando por doquier, creando una verdadera guerra civil, en la cual sin duda la sangre se verá correr en las calles de las ciudades venezolanas, como ha sucediendo, sin que se encuentren soluciones, por la gravedad que implica una polarización cuando los enfrentamientos son entre hijos de una misma patria.

Y en medio de toda esta baraúnda ocurren cosas que nos hacen sonreír, con cierto rictus de desprecio, como tener que pensar ahora cuál va a ser el "nuevo mejor amigo" del presidente Santos, quien en la forma más pendeja le abrió los brazos al dictador, sin ninguna malicia indígena, entregándose de patas y manos, hasta el punto de nombrarlo como testigo de las conversaciones de paz en La Habana con los narcoguerrilleros. Con esa determinación, sencillamente quedamos en sus manos, para que nos volvamos a tener que aguantar, como en los tiempos de Chávez, el envío de diez batallones para invadir a Colombia. Increíble tener un vecindario con tal cantidad de dementes.

Lo que sigue va a ser mucho más temible. Por ahora, en un gesto de valentía, Leopoldo López, quien se ha puesto a la cabeza de la oposición ante el retiro solapado de Capriles, va a ser juzgado por una justicia sin justicia, manejada por los esbirros del régimen. Pensando en voz alta, creo que la argucia política montada por el más peligroso de los jefes del gobierno, el verdadero cabecilla de la pandilla, Diosdado Cabello, quien más astuta y cruelmente actúa, será dejar libre a López para aparecer ante el mundo como un demócrata de raca mandaca, y así borrar los asesinatos y las represiones que los han bañado de sangre. Y no faltarán los que le vuelvan a creer.

Es muy largo comentar todo lo ha pasado, pero mucho me temo apenas está comenzando el final, y con una diplomacia regional que solo sirve para reunirse entre cócteles y chismes, llena de temor de enfrentarse a dictadorzuelos, la solución final va a estar muy demorada, agravando la situación tanto de Venezuela como de los que tenemos que padecer semejante vecindad de gobernantes sátrapas.

P.D.: Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad, pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños.

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