El Tinglado antidemocrático

El comunismo siempre ha sido el enemigo de la democracia en América Latina tuvo su gran cuarto de hora con su llegada al poder con Fidel Castro; quien activó la vía guerrillera para la toma del poder en el continente, la cual como bien sabemos tuvo un fracaso estrepitoso.

Dos fenómenos políticos uno internacional y otro local decretaron el eclipse total del comunismo: el internacional fue el colapso del imperio soviético con la caida del muro de Berlin, el local fue la irrupción del gran líder Álvaro Uribe Vélez, quien elaboró, con la colaboración de su Ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, su Política de Seguridad Democrática, ésta fue absolutamente exitosa, al punto que transformó a Colombia de un Estado fallido en una democracia vigorosa y con un gran impulso económico. Las Farc fueron arrinconadas a las fronteras con Ecuador y Venezuela, y hubiesen sido totalmente derrotadas a no ser por la valiosa ayuda dada por las dictaduras de estos dos países.

A nivel continental se creó en los 90 el Foro de Sao Paulo, quien implementó la nueva táctica de arribar al poder por la vía electoral, para una vez arribado allí destruir la democracia. El clavo en el zapato para el Socialismo del Siglo XXI fue Colombia bajo el mando del Presidente Uribe. Éste con su denodada lucha a favor de la democracia impidió la caída en dominó de las democracias en el continente. pero la pérfida amenaza comunista no se dio por derrotada y planteó para Colombia una variante peligrosísima de la cartilla de Sao Paulo: el minar el sistema desde adentro.

Este tinglado antidemocrático está hoy en el climax de su accción. Un Presidente de la República que camuflado como el principal alfil de la Seguridad Democrática llega al poder y desde la Presidencia instaura una política diametralmente opuesta a aquella, y que con la ilusión de la paz, quiere hacerse reelegir para «terminar su tarea» de traspasar el poder a los narcoterroristas y criminales de lesa humanidad, los guerrilleros de las Farc.

Pero la labor de este traidor al mandato popular debe y está apoyada por el resto de las instituciones infiltradas: el Legislativo dicta el marco jurídico de la impunidad que permitirá a los criminales de lesa humanidad pasar directo de sus campamentos al Congreso.El poder judicial, quien se encarga ya no solamente de «hacer justicia» sino que usurpa funciones legislativas para favorecer al narcoterrorismo, con medidas tan catastróficas para la democracia como prohibir que la policia se encuentre en los centros poblados. Paralelamente la infiltrada Fiscalía, la cual con Montealegre, es verdadero adalid de la destrucción de las instituciones. Obviamente ese tinglado necesita de los medios de comunicación y de los gremios empresariales y sindicales, para los cuales el poder de la cooptación por la vía del favorecimiento crematístico ha funcionado a la perfección bajo la conducción del traidor al mandato popular JMS.

Obviamente el gran bastión de la institucionalidad democrática son las Fuerzas Militares y por ello los dardos más envenedados de este tinglado antidemocrático van dirigidos contra ellas. Todo comenzó con la guerra judicial contra esas Fuerzas que tiene en prisión a los principales baluartes de la defensa de la democracia, como el Coronel Plazas Vega e inhabilitados a un importante contingente militar poniéndolos en prisión, bajo juicios amañados en conjunción de fiscales como la guerrillera Angela Buitrago y jueces comunistas o venales. Ya llegamos a la fase final: la negociación de esa institución con las Farc en la mesa de La Habana, verdadera Constituyente de facto en donde se está ejecutando la transferencia del poder a los narcoterroristas y criminales de lesa humanidad.

La experiencia es intransferible, pero debemos tener muy en cuenta la situación explosiva actual de Venezuela, que se originó en la misma desidia de las élites que observamos hoy en Colombia. Fui participante activo en la denuncia del peligro comunista encarnado por Chávez desde el 92, miembro, cierto, de un grupo que se podía contar con los dedos de las manos. Fui testigo de la entrega de los principales dirigentes al autócrata y víctima del veto en los medios por esos mismos intereses ocultos que hoy se mueven contra la democracia colombiana y en favor del comunismo, ejemplificado en el «periodista» Casto Ocando, quién allá fungió de promotor camuflado del castrochavismo y hoy hace la misma función en favor del farcsantismo, en ambas ocasiones disfrazado de impoluto periodista de investigación desde medios que son inimaginables que puedan ser utilizados en contra de la democracia, como lo es el Miami Herald, desde donde dirige una campaña de denostación de las Fuerzas Militares.

Los colombianos estamos pues advertidos del tinglado antidemocrático que está actuando en nuestra Patria, quedan abiertas dos preguntas al respecto:

1) ¿Seremos capaces de por la vía democrática derrotarlo, eligiendo una mayoría del Centro Democrátcio en el Congreso?

2) ¿Se quedarán inermes las Fuerzas Militares frente a este tinglado, o actuarán como les corresponde, en contra de este peligro? De la respuesta afirmativa a al menos una o preferiblemente ambas de estas preguntas depende el futuro de la democracia colombiana.

Director- Editor pensamientocolomia.org

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