REVIVAMOS NUESTRA HISTORIA

Al iniciar los años 70 comenzaron algunas universidades a caer en manos de la izquierda marxista. El autor de esta nota completaba por entonces 10 años dictando clase en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional en Medellín y, un día cualquiera, me despidieron "porque pertenecía al sistema", sí, un empleadito de quinto nivel que se movilizaba en bus. Por fina ironía de la vida me llamaron a dictar la misma cátedra en Economía de la Universidad de Antioquia y en Eafit.

Este acontecimiento no resultó ser algo aislado, personal. Desde esa época comenzaron las izquierdas radicales a apoderarse de casi todo nuestro sistema educativo, incluso, de algunas universidades privadas regentadas por sacerdotes católicos.

Muy pronto comenzaron los egresados de estas instituciones a ocupar cargos elevados en la Justicia, los medios de comunicación y demás instituciones del Estado. No me desvelan izquierdas como la de Chile, con la señora Bachelet. Temo, sí, a los ingenuos colombianos que coquetean con las izquierdas farianas en La Habana.

El asesinato cometido por el M-19 de los magistrados en el Palacio de Justicia alejó a los mejores juristas del poder judicial, por eso lo ocuparon las izquierdas radicales y se perpetuaron allí por medio de la cooptación o lleno de vacantes en una corporación mediante el voto de los integrantes de la misma.

En algún libro que trata sobre estos temas se menciona el experimento de la rana que lanzan en agua caliente y que salta de inmediato; pero estando ella en agua fría, si elevan la temperatura poco a poco, allí permanece hasta morir. A los colombianos nos está sucediendo exactamente lo mismo.

En el agua ya tibia de La Habana nos están cocinando las izquierdas totalitarias y retrógradas, con sus acuerdos y exigencias ambivalentes, para participar en la composición de los cuerpos colegiados, modificar la Constitución a su antojo, controlar vastos territorios para fomentar los narcocultivos, debilitar al Ejército, acelerar la sepultura de los partidos políticos tradicionales y gobernar a Colombia a perpetuidad. ¿Se nos agotó el tiempo para diferenciar entre izquierdas democráticas e izquierdas castro-chavistas?

En estos momentos tiene Colombia en el expresidente Álvaro Uribe Vélez un líder que presenta numerosas semejanzas con Winston Churchill, quien se opuso con una intuición que le reconoce la Historia a la política de apaciguamiento del conciliador canciller Chamberlain, de rodillas ante el megalómano Adolfo Hitler y que, además, previó la Guerra Fría con los soviéticos, madre de nuestras guerrillas. ¿Existirá alguna similitud entre Chamberlain y Juan Manuel Santos ? Votar en favor del partido de Centro Democrático para Congreso y Presidente podría ser nuestra última oportunidad.

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