Democracia y partidos

Es de Perogrullo señalar que no existe democracia sin partidos. Esto es obviamente muy cierto, pero también debe serlo el calificar la democracia, según la clase de partidos que la conforman. Una democracia sin partidos democráticos, vivos, deliberativos y programáticos, es una democracia hueca. De la vitalidad y fuerza de los partidos depende, en fin, la consolidación y sostenibilidad de la democracia.

Si algo ha fallado en la esencia democrática de Colombia, ha sido precisamente el capítulo referente a los partidos políticos. Buena parte del siglo XX estuvo dominada por un bipartidismo de cuadros, basado en un clientelismo de gamonales. El intento de acabar con esto nos llevó a un multipartidismo insensato; diversos intentos de corrección de este sistema, vía reformas políticas han fracasado. Es que en realidad no existe en Colombia verdaderos partidos políticos, y de allí por lógica de lo arriba expresado, podemos inferir que no existe en nuestro país una democracia plena, basada en la participación dinámica de su sustento, los partidos.

Rómulo Betancourt, el padre de la democracia venezolana, siempre se vanaglorió que su papel fundamental en la historia lo era haber fundado el partido Acción Democrática ( AD), y no haber sido Presidente dos veces. Álvaro Uribe, quien tiene hoy en día un rol similar al de Betancourt en la defensa de la democracia continental, está siguiendo ese camino, al corregir el error de haber dejado fundar un pseudo-partido, el de la U, que no es más que una máquina firmadora de avales, como el resto de partidos colombianos, y propiciar el verdadero partido colombiano del Siglo XXI: el Centro Democrático.

Es por ello  que el debate que estamos propiciando en el Centro de Pensamiento Primero Colombia sobre la idea de qué partido se quiere estructurar, es fundamental para la democracia colombiana, y no un mero ejercicio retórico de elaboración de estatutos formales.

Si se quiere fundar un partido perenne y con una real influencia en la política colombiana, debemos partir de la base de que este partido se debe establecer sobre ciertos principios fundamentales que rijan su vida cotidiana e institucional, podría añadirse otros, por supuesto, pero es nuestro parecer que los siguientes, son los principios vitales que deben regir la constitución del Centro Democrático, y que por lo tanto deben plasmarse con nitidez y rigurosidad en sus estatutos:

1). La autoridad real está en las bases, en sus militantes. Por lo tanto el Partido se debe estructurar en una organización de abajo hacia arriba, contrario a la costumbre de partidos dirigidos a dedo desde las cúpulas.

2). Consecuente con el anterior principio, se debe organizar un partido de masas, constituido y dirigido por militantes, contrario al partido de cuadros, basado en la bancada parlamentaria.

3). Las elecciones de directivas y candidatos, se harán de la forma más democrática posible: primarias cerradas, con elección por lista, con representación proporcional.

4). El partido ejercerá un estricto control político sobre los funcionarios gubernamentales electos o designados, que sean militantes del partido, contrario a la costumbre de que el Presidente de la República o los Senadores dirigen al partido.

5). El partido mantendrá una incesante vida política, a través de sus estructuras organizativas, sus organizaciones afiliadas, su bancada y su centro de pensamiento y formación.

En conclusión lo que se pretende es erigir un partido democrático, doctrinario, programático, pluralista y deliberativo. Un verdadero partido político que sirva de modelo a un nuevo sistema de partidos colombiano, que a su vez revigorice y consolide la democracia colombiana.

Director editorial pensamientocolombia.org

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