La masacre invisible

El pueblo recibe inerme la furia de la barbarie. Derribaron los diques del forzado disimulo y se aprestan a arrasar con todo aquello que sea un estorbo para sus pretensiones. Se acabó el tiempo de soportar que la mayoría no comparta su versión del socialismo. Colgaron el traje de demócratas para que el monstruo que vive en sus entrañas haga de las suyas. No les importa que venezolanos inocentes caigan defendiendo lo poco que nos queda. Las imágenes son dantescas, la realidad es aún más cruel de lo que podamos imaginar. Al caerse las máscaras descubrimos el verdadero rostro de la felonía. Desde lo profundo de sus miserias avanzan para volcar todo su odio en contra de aquel que defiende sus derechos. Es la dimensión desconocida de unos seres carcomidos por la maldad, que una y otra vez accionan el gatillo de la irracionalidad.

En el extraño mundo del régimen nada ocurre. Todo es una conspiración internacional que alimenta a la derecha apátrida y se sustenta en los medios de comunicación del imperio. Los hechos son maquillados por sus poderosos mecanismos de manipulación inducida. Han aprendido a tergiversar hasta el punto de transformar eventos reales en situaciones difusas.  En Venezuela los cuerpos represivos del Estado con la colaboración de los colectivos armados y las Avispas Negras cubanas hacen un festín de sangre. Hasta el momento tenemos contabilizados: veintiséis venezolanos asesinados, cerca de dos mil heridos, ciento veinte detenidos; sin olvidar los destrozos a edificios públicos, centros comerciales y la violación permanente del recinto universitario. Para el gobierno es una ilusión óptica producida por expertos de Washington.

En medio del dolor percibimos al mundo guardar distancias. Los venezolanos no hemos sentido un apoyo decisivo. Los gobiernos prefieren los negocios con el régimen que el sacrificio en vidas de nuestro pueblo. Es tan inhumano lo que vemos que ya sabemos que solo contamos con nosotros mismos. Es dolorosa tanta indiferencia, están asesinando a nuestros jóvenes sin que exista una presión internacional más contundente. Salvo hechos puntuales de protagonistas en algunas áreas, el apoyo a la protesta nacional no se corresponde con la magnitud de lo que aquí ocurre. Es como si la masacre fuera invisible. Que la lamentable estadística de un mes de protestas solo exista en el imaginario cósmico. Una obra de ciencia ficción en donde los que mueren son artistas que siguen con rigor el libreto. Nuestro gobierno es capaz de negarlo todo. Con el secuestro sistemático de los medios manipulan con una velocidad espeluznante. Desde allí fabrican sus teorías hasta convertirlas en las verdades que promocionan los mentecatos.

El régimen fue inteligente manejando los tiempos. Aprovechó estos quince años para establecer una milicia en la sombra, casi indetectable para mostrarla en los momentos decisivos. Es un brazo formado para matar sin ningún tipo de conmiseración. Son un ejército oculto en los sótanos de la revolución genocida. Y por la otra compró lealtades desde el principio. Invirtió ingentes recursos construyendo una red de serviles que hoy quiebran lanzas por ellos desde los distintos escenarios. Ellos sabían que el enfrentamiento sería inevitable, que los venezolanos no se dejarían imponer el comunismo tan fácilmente. Por eso ambas vertientes se cruzan para alimentar su defensa. El dinero petrolero fue usado para estos fines demoniacos, un esquema que favorece ampliamente a Cuba. Si logran apaciguar la protesta generalizada la sumisión será más profunda, si triunfa la democracia se evadirán con su proverbial astucia para explorar otros escenarios…

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