Morir de patria, morir sin esperanza.

Los periodistas y las altas autoridades, incluyendo a los generales y al Ministro de la Defensa, invocan el DIH cuando la tropa constitucional sufre la muerte de algún policía o soldado causada por las manos y fusiles guerrilleros. El DIH no está hecho para los terroristas de las Farc o los elenos. Es una paradoja: el gobierno le dio a las Farc un reconocimiento nacional e internacional como un combatiente legítimo para sentarse a diseñar un tratado de paz. La guerrilla quedó investida de prerrogativas especiales como el salvoconducto para trasladarse a La Habana, suspenderles la persecución judicial y sentarse a la mesa de conversaciones con la alta comisión nombrada para tales efectos, con empresarios y militares incluidos, lo que nunca había sido ensayado. De tal manera que nuestras Fuerza Pública está obligada a cumplir el Derecho Internacional Humanitario-DIH-pero la guerrilla no lo respeta ni aplica porque según su criterio no firmó esa norma mundial que tanto cacarea la ONU y el ancho mundo de la zurda internacional. Pero si le exige al Estado que lo cumpla.

Un mayor de la Policía, Germán Méndez Pabón, y un patrullero, Edilmer Muñoz Ortiz, los secuestró (perdón por la palabra: se dice retuvo) las Farc en Tumaco. Este puerto sobre el mar Pacífico es uno de los sitios preciados por los armados ilegales para traficar estupefacientes y armas, rancho o alimentos y municiones. Allí termina y recomienza uno de los corredores o rutas que utilizan los criminales de todo bando, al igual que Buenaventura. La Policía Nacional está trabajando en esas regiones. Le correspondió al Mayor Méndez y al patrullero Muñoz la tarea de acercarse a la población civil y realizar labores de atención a la comunidad tumaqueña, aquella de donde proviene un gran futbolista del pasado, Wellington Ortiz. A los dos policías los “capturó” una célula o comisión de las Farc y les aplicó su propio código: los torturó y luego al Mayor Méndez lo mató a garrote causándole un trauma craneoencefálico. Al patrullero Ortiz lo degollaron y para eso le cortaron la arteria carótida.

Los periodistas y los miembros del estado que se automutiló para la acción militar, justa y legal, siguen acusando al enemigo de la paz, las Farc, y le piden que no violen el DIH. Los violentos ideológicos, formados en la escuela del odio y de la lucha de clases se ríen en las barbas y babas de la clase dirigente y gobernante de Colombia. Que el DIH les quede bien empastadito en el anaquel de la biblioteca. Con esas normas se fabrica la paz. Para eso estamos en La Habana y simultáneamente en Tumaco. Y en los cementerios.

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