Queda notificado el país

El Presidente de la República ha dicho, refiriéndose al proceso que se surte en La Habana con las Farc, que el Ejército sabe más o menos dónde se esconde el jefe máximo de esta organización ilegal, pero que a la altura en que están estos diálogos pensaría dos veces antes de darle la orden a las Fuerzas Armadas de atacarlo.

Esto quiere decir, nos preguntamos nosotros, ¿que hoy el Ejército no está combatiendo ni persiguiendo como debe ser y como lo pregonan todos los días el propio presidente Santos y su Ministro de Defensa, al señor “Timochenko” ni a los jefes máximos de esta organización criminal?

¿Será entonces que desde que el Jefe del Estado, hace ya casi dos años, o desde mucho antes por obvias razones, anunció que su Gobierno iniciaría un proceso de diálogos con las Farc en Cuba, el Ejército le ha quitado intensidad y decisión a sus operaciones militares, y todo se ha reducido a mantener la apariencia?

Para qué se nos dice una y otra vez que es falso que el Ejército haya bajado la guardia en su lucha contra la guerrilla de las Farc y que nunca como ahora un Gobierno había realizado tantos ataques a la subversión, ni había dado de baja y capturado tantos guerrilleros activos; si la verdad es bien distinta como lo prueban las afirmaciones del Presidente.

Acaso la guerrilla está haciendo lo propio con el Ejército y la Policía. Qué significan entonces, los ataques guerrilleros contra las Fuerzas Militares en Putumayo, Nariño y Cauca, o el asesinato salvaje de los dos policías en Tumaco; o las arremetidas violentas contra la población civil en Inzá, o en Pradera o en Quibdó.

Será que si las Farc se encuentran en cualquier recoveco del camino con un alto oficial del Ejército o de la Policía se sentarían a pensar dos veces si lo atacan o no, en razón a los “importantes” avances de los diálogo de La Habana. Quisiéramos ver a “Timochenko” ordenando a sus hombres mermarle la intensidad a los ataques al Ejército, a las emboscadas y a los secuestros, y no dispararle a ningún uniformado de alto rango.

Queda notificado, pues, el país que mientras duren los diálogos de La Habana no habrá ningún hecho importante contra las Farc, ni caerá ningún jefe guerrillero destacado; en cambio cualquier cosa si se puede esperar de las arremetidas de este grupo ilegal y de sus salvajes acciones contra la población civil.

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