Es notoria, ostensible, prima facie y manifiesta la animadversión y el odio que esta institución de justicia siente por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, así su fuero especial, de primer mandatario desaparecería al posesionarse como Senador de la República y ellos entrarían a “cobrar” y hacer “pagar” a Uribe por sus supuestas faltas durante su gobierno, que incluyó enfrentamientos directos con los entogados magistrados. Aquí no habrá debido proceso que valga, principio pro-homine, tratados internacionales y bloque de constitucionalidad de imparcialidad, favorabilidad y duda a favor del acusado, solo una condena frenética de culpabilidad prejuiciosa, por ello la posesión de Uribe Vélez como Senador entraña un grave riesgo, es entregarse como un cervatillo a una inmolación anunciada, es satisfacer la ira, el resentimiento, la venganza de sus contradictores políticos portadores de mayores pecados, sordideces y deleznables conductas morales y delictuales, es entregar la cabeza del expresidente a la izquierda maniquea, hipócrita, vociferante y antidemocrática como trofeo del proceso de “paz”, es premiar a las Farc y quitarles el mayor obstáculo para la entronización del viscoso Castrochavismo y la refundación de la Patria Bolivariana.

Jurídicamente se señala que respecto de sus actos cuando era presidente, seguirán siendo juzgados por la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, y los que se sucedan a futuro después de su posesión como Senador, por la Corte Suprema de Justicia, pero ello no es absoluto o prenda de garantía, pues está permeada no solo por el ejecutivo artero y felón, sino por la pasión sórdida y oscura, y alguna jurisprudencilla acomodada de última hora, con visos de vindicta se les ocurrirá al aparatejo judicial, mermelado.

Este será el pago para quien defendió y salvó la Patria de las hordas comunistas, para quien nos devolvió la paz y la tranquilidad, para quien luchó para que las instituciones democráticas y el Estado libertario de Derecho permaneciera.