Medios vs redes sociales

Con ocasión de estos últimos comicios electorales y la innegable y desafortunada parcialización de muchos medios de comunicación que se han dado a la tarea de malinformar, tergiversar, maximizar al candidato de sus preferencias y minimizar a su contendor, las redes sociales están haciendo el contrafomeque con una actividad inusitada que ha equilibrado la balanza informativa y están superando en penetración y credibilidad a los mecanismos tradicionales que hasta hace poco gozaban de total credibilidad entre la opinión pública.

Y además, están desplazando a las caricaturas con montajes, frases y adaptaciones de enorme creatividad, de tal manera que aquello que reza que “una imagen vale más que mil palabras” se está cumpliendo a la perfección.

Y ya no es el columnista destacado o el periodista de alto coturno el que expresa su pensamiento. Se trata ahora de los llamados ciudadanos de a pie que tienen la oportunidad de decir lo que quieren de manera libre y sin cortapisas, así se les vaya la mano y calumnien e injurien libertinamente haciendo pensar que pudo resultar peor el remedio que la enfermedad.

Pero como la política da para todo y en el desespero los golpes bajos no se hacen esperar, he ahí el resultado que se disfruta o se padece al punto que la incidencia de las redes sociales está teniendo ya tanta o más ingerencia que las noticias, los comentarios y los editoriales de la prensa hablada, vista y escrita.

A cada momento se reciben correos de la más diversa índole y procedencia y se plantean verdaderas guerras verbales que no siempre pueden ser controladas o por su lenguaje o peor aún por su veracidad, los cuales están creando una nueva opinión que en otros países ha sido determinante en las elecciones y que en esta oportunidad se sienten ya como un factor decisorio e inatajable.

A escasos 12 días de una segunda vuelta presidencial en la que se decidirá entre el candidato presidente, con todo el poder de la burocracia y la mermelada, y el ‘paísita de Pennsilvania’ sin puestos, sin contratos, sin prensa, sin radio y sin televisión, los resultados son impredecibles porque las mencionadas redes sociales están haciendo tal labor proselitista que hay una incertidumbre que ha llevado a ambos candidatos a un desespero en el que se están cometiendo errores y se está llevando a una polarización orquestada por quienes, como orientadores, deberían no hacerle eco a tales posturas, polarizantes y belicosas.

Resulta ahora hasta peligroso “cantar el voto” por el uno o por el otro ante el aluvión de críticas y de insultos que se reciben y máxime cuando se es escritor público como si fuera un delito estar con el uno o con el otro y se le cae encima mendazmente con furia y alevosía.

La tan cacareada paz, el perdón y la reconciliación deberían incluir que así como se entreguen las armas de la guerra, se haga lo propio con las armas de las plumas, con lo que se dice y con lo que se escribe porque sino, vamos a seguir en una confrontación ideológica otros 50 años más.

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