¿Cuál es la verdad, doctor De la Calle?

Apreciado doctor De la Calle:

El terrorismo despiadado de las Farc después de las elecciones, al igual que la descalificación agresiva a todo planteamiento que no coincida con su visión, reclaman que se haga un corte de cuentas.

Soy un colombiano que no tiene información privilegiada sobre lo que pasa en la mesa. Los únicos elementos de juicio que poseo son aquellos que se desprenden de nuestra historia, así como los documentos que se han hecho públicos, las ocasionales declaraciones de los voceros del Gobierno y los innumerables comunicados e intervenciones en los medios de las Farc.

Con base en ellos, debo decirle, con todo respeto, que considero que los diálogos se están adelantando sobre bases frágiles, toda vez que su estructura dista de obedecer a verdaderos acuerdos, no obstante el esfuerzo retórico que se ha hecho para convencer al país de lo contrario.

Nada distinto puede concluirse, ya que los objetivos del Gobierno y las Farc difieren.

El primero declara que busca poner fin al conflicto. Por su parte, la organización terrorista proclama que busca cambiar el sistema económico, político y social primero, porque eso es lo que conduciría a la paz.

Algo similar ocurre con la agenda. El mismo día que el Gobierno anunció que esta tendría cinco puntos, las Farc señalaron que el preámbulo del documento que suscribieron permitiría tratar otras materias.

Lo mismo pasa con las etapas de las conversaciones. A las tres que presentó el equipo gubernamental, los herederos de Marulanda respondieron diciendo que ese asunto no se había consensuado.

Con esto no se agotan los temas vinculados al marco del proceso, pero bastan para resaltar que tamañas diferencias suscitan muchas dudas.

Y hay aspectos de mayor calado.

En distintas ocasiones se ha informado sobre acuerdos relacionados con varios puntos de la agenda. De ahí surgen algunas preguntas:

El principio según el cual nada está acordado hasta que todo esté acordado ¿sigue vigente?

Si la respuesta es positiva, ¿se puede deducir que ya se acordó todo?

Y si no lo es, ¿por qué se han hecho los dichos anuncios?

¿Es razonable esperar que se llegue al 100 por ciento de coincidencias en Cuba, frente a las afirmaciones de alias ‘Timochenko’, en el sentido de que apenas se están discutiendo unos mínimos y las salvedades deben tratarse en una asamblea nacional constituyente?

Se necesita claridad. Usted sabe, por experiencia propia, que los diálogos en medio del terrorismo hacen aumentar el escepticismo y crecer el rechazo, hasta convertirse en exigencias al Gobierno de turno para que se levante la mesa.

Sería un gran error continuar como si nada hubiera sucedido en las elecciones, haciendo caso omiso del mensaje que enviaron siete millones de ciudadanos. Este es el momento para hacer públicamente un corte de cuentas y contarle a los colombianos cuál es la verdad de lo que pasa en Cuba.

Reciba mi respetuoso saludo.

Carlos Holmes Trujillo

Excandidato a la Vicepresidencia

carlosholmestrujillog@gmail.com

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