BOBITOS NO

Lo que ha pasado en los últimos días con las Farc es la mayor revelación sobre las intenciones de este grupo ilegal: Hacer de la barbarie la mejor forma de presión.

Es así. Ahora, a punta de atentados ahondaron las dudas sobre el proceso de paz que se lleva a cabo en La Habana, alborotando esa sensación maluconga de impunidad que millones de colombianos tienen y que incluso ya contagia a muchos que defienden la oportunidad histórica de firmar la paz con los guerrilleros. El riesgo de todo esto es latente: Impunidad ante las víctimas y la justicia y privilegios para unos guerrilleros narcotizados que fácilmente recibirán un castigo soft, para después convertirse a la vida sibarita en la cual hasta políticos podrán ser.

El presidente Juan Manuel Santos, tratando de mantener la legitimidad de su apuesta por la paz, los templó públicamente, cosa que en cuatro años no había hecho. Les dijo que no jugaran con candela pero le duró poco la templada porque se la devolvieron enterita: “No juegue usted con candela”, le respondieron. Con eso quedó la sensación de que la guerrilla no se va a dejar poner en cintura.

Más allá de la mostrada de dientes de lado y lado, la guerrilla hace días da mensajes de cinismo desde La Habana. Basta con escuchar las declaraciones desafiantes de los guerrilleros para encontrar que su voluntad de paz esconde intereses mortíferos. Marco Calarcá le dijo al diario inglés The Guardian que están comprometidos con la paz y que lo han demostrado con varios gestos incluyendo tres ceses del fuego unilaterales. !Por Dios!, tres treguas unilaterales no compensan el daño que han hecho en los últimos días con la voladura de oleoductos y torres de energía ni mucho menos van a devolverle la vida a Yurani Yaqui, la niña indígena de dos años, que murió por el estallido de un tatuco en Miranda, Cauca. Como dice el defensor del Pueblo, Jorge Mario Otálora: tienen desprecio por los límites humanitarios que están obligados a respetar. Después de casi cuatro años de negociaciones es increíble que la mentalidad criminal y asesina de las Farc no se haya moderado. Eso pasa cuando la soberbia sale por los poros.

¿Y qué tal la laxitud con las víctimas? “No nos arrepentimos ni siquiera por un instante de lo hecho y jamás vamos a hacerlo”, declaró Timochenko, justificando la barbarie histórica de las Farc. Todo suena a ganas de confundir. Ahora están exigiendo que el Gobierno acepte como víctimas a los guerrilleros heridos en combate y a los encarcelados. Como si nosotros fuéramos los que tuviéramos que perdonarlos. ¿Dónde está pues la verdad de aquello que Santos y su gente estuvieron hablando tanto durante campaña, que por fin las Farc asumían su responsabilidad con las víctimas?

Algunos dicen que se debe rodear el proceso con todos los bemoles que hayan. Válido y muy loable, porque sin duda una salida negociada siempre será la más acertada, especialmente en un país que no sabe que es un día de paz desde hace 50 años. Pero bobitos no. En tantos años de dolor le hemos pasado muchas a las Farc y hoy, que ellos han vendido la idea de que tienen voluntad de acabar con su accionar, las dudas asaltan más que nunca, haciendo que la paciencia se agote ante tanta brutalidad, pues al paso que vamos la esperanza de paz que hoy impregna al país terminará siendo una deprimente promesa reeleccionista, inflada, romántica y hasta vanidosa.

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