El de Sarmiento Angulo es el nuevo hombre fuerte en Palacio

La reforma a la Presidencia que anunció ayer Juan Manuel Santos incluye varios cambios. El más importante, fuera de las super funciones que tendrá el vicepresidente Germán Vargas, es la figura del “ministro de la Presidencia” en cabeza de Néstor Humberto Martínez, hombre de confianza de Vargas y sobre todo de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el hombre más rico del país.

En la nueva estructura, Martínez concentrará las principales tareas políticas de la Presidencia y jugará un rol casi equivalente al de un Primer Ministro. Primero que todo, “tendrá a su cargo la coordinación del equipo de gobierno”, según dijo el Presidente, apoyará y asesorará las relaciones con los partidos políticos, manejará el “computador de Palacio” y le hará seguimiento a la agenda legislativa.

También tendrá bajo su cargo directo la Secretaría Jurídica. Según supo La Silla, será el encargado de liderar la redacción de las grandes reformas de Santos como la del equilibrio de poderes.

Hasta ahora, los secretarios generales de Presidencia, como Jaime Hernández con Pastrana, Bernardo Moreno con Álvaro Uribe, Juan Mesa y Aurelio Iragorri con Santos o incluso Germán Chica, cuando era Consejero Político, tenían parte de ese trabajo. Ahora Martínez tendrá esas funciones y también la relación con los partidos políticos y la última palabra jurídica en los actos del Presidente.

Pero tendrá, además, algo que de entrada ya lo diferencia de sus antecesores: con el anuncio y su elevación al rango de Ministro de la Presidencia Santos le dio visibilidad política e hizo ‘público’ un cargo que tradicionalmente se ha ejercido a puerta cerrada.

Esto lo pone formalmente en pie de igualdad o incluso por encima del Ministro de Interior. Según le dijeron dos fuentes santistas a La Silla, la idea es que el ministro Juan Fernando Cristo se concentre en impulsar la agenda legislativa en el Congreso.

Martínez, quien tiene línea directa con los grandes medios donde ha fungido de analista y también de asesor jurídico; quien ha sido abogado personal de los grandes cacaos y ha estado al frente de negocios multimillonarios con el Estado; y quien ha sido dos veces ministro, será ahora el hombre que manejará la política (la alta y la menuda) en el gobierno de Santos.

Martínez, hombre de leyes y política… y de Sarmiento.

Hasta ahora Martínez ha combinado una exitosa práctica como abogado con varios cargos públicos y trabajo político. Ya había sido Ministro de Justicia de Samper y de Interior de Pastrana (en 1998 se pasó del liberalismo oficialista al pastranista), y ha sonado para cargos como Fiscal General en tiempos de Pastrana y procurador hace dos años.

En la última etapa de Santos I, Martínez se fue acercando al Presidente, después de estar varios años dedicado a la actividad privada como abogado, especialmente de las empresas de Sarmiento.

En 1996 creó su firma Martínez Neira Abogados que ha asesorado grandes negocios de varias compañías, apalancado sobre su pasado como Superintendente Bancario del gobierno Barco y como abogado de negocios importantes como la representación de la familia Gilinski en su pelea con el Sindicato Antioqueño por la fusión del Banco de Colombia con el Banco Industrial Colombiano.

Ya con Martínez Neira asesoró negocios importantes en el sector bancario, especialmente la compra de Megabanco por el Banco de Bogotá, su primer negocio grande con Sarmiento Angulo.

Aunque ha asesorado a otros clientes (por ejemplo, a la Organización Ardila Lülle en la compra de Sucromiles; a los Ríos Velilla en la silenciosa venta de Aseo Capital en 2010; a los ingenios en su pelea contra la Superintendencia de Industria y Comercio por una presunta cartelización; al Grupo Social en la fusión entre la Caja Social y Colmena; o a Caracol TV y RCN TV en su lucha por impedir que hubiera un tercer canal), sus grandes negocios han sido con Sarmiento.

Ha estado en la compra del BAC Credomatic, uno de los dos bancos más grandes de Centro América; en la de Promigas por su banca de inversión Corficolombiana; en la fusión entre esta y Corfivalle; en la compra de El Tiempo; en la emisión de acciones del Grupo Aval en 2011; en la emisión de papeles en la bolsa de Nueva York como los bonos que emitió el Banco de Bogotá en 2010 por mil millones de dólares… la lista es extensa.

Martínez, quien ha puesto a su hijo y socio Néstor Camilo a la cabeza de la ejecución de esas operaciones, es la conciencia jurídica de Sarmiento.

También fue el cerebro detrás del proyecto de ley que buscaba resolver el escándalo de los baldíos en la Altillanura en favor de los grandes terratenientes (empezando por Sarmiento) y luego, ya en campaña, se convirtió en uno de los escuderos de Santos ya que aparecía como analista político en RCN y también en Hora 20 de Caracol, donde incluso entrevistó al entonces presidente-candidato.

Durante todo este tiempo su actividad política se había limitado a asesorar a Vargas, a estar en el Comité Ideológico de Cambio Radical y a sonar como posible candidato a la Alcaldía de Bogotá o a la presidencia del partido del vicepresidente.

Sarmiento, ahí.

Martínez es reconocido en los círculos de poder por su inteligencia, su conocimiento del Estado y su habilidad política y jurídica.  Por eso su llegada a la Presidencia, y la fórmula que hará con su amigo y aliado político Vargas Lleras, muy probablemente le permitirán al Gobierno producir resultados concretos y superar varias de las debilidades que demostró Santos para ejecutar.

Pero que un asesor tan cercano a Sarmiento Angulo llegue al corazón de la Presidencia de la República probablemente también generará algunos interrogantes dado que el hombre más poderoso de Colombia -como contó La Silla cuando compró El Tiempo- puede verse afectado o beneficiado por muchas decisiones del actual gobierno, incluyendo algunas que podrían quedar en la órbita de Martínez.

Por ejemplo, cualquier reforma a la justicia como la que ha planteado Santos dentro del proyecto de equilibrio de poderes, lo afecta. Sus empresas del Grupo Aval, algunas de las cuales tienen como principio llevar ante los jueces cualquier diferencia y todos los cobros de deudas, están entre los principales usuarios de la justicia civil:  según Dejusticia el 80 por ciento de todos los procesos de esa rama son demandas hipotecarias de 15 entidades, cuatro de ellas de Sarmiento.

Otro tema sería la reforma tributaria que se anuncia para mantener el impuesto al patrimonio y el cuatro por mil, un impuesto que afecta especialmente al sistema financiero porque desincentiva la bancarización. Y Sarmiento tiene más o menos una cuarta parte de este sector.

Otra sería la postergada reforma pensional que preparó Rafael Pardo pero nunca presentó Santos y que han impulsado voces como el Consejo Privado de Competitividad. Como Sarmiento tiene la mitad de ese mercado, cualquier cambio le resulta muy sensible.

También está el proyecto de ley de baldíos que el gobierno dijo el año pasado que presentaría en el 2014 y que definirá el futuro de la Altillanura, un tema, que como ya dijimos, Martínez ha estado involucrado directamente.

A Sarmiento, que apoyó la reelección de Santos personalmente y a través de El Tiempo siendo uno de los Súperpoderosos de la Reelección, ya le fue muy bien durante el Gobierno de Santos, y este período promete ser igual de bueno para el empresario.

Con Martínez a cargo de facilitar el ambiente político y con Vargas Lleras dotado de súperpoderes para impulsar los proyectos estratégicos de infraestructura, áreas muy sensibles para el país y donde Sarmiento tiene sus intereses económicos tendrán un gran impulso.

Es el caso de las concesiones viales, en las que Sarmiento participa a través de Corficolombiana (la principal inversionista en infraestructura vial de Colombia), y que ahora va a coordinar el vicepresidente; de la política de vivienda en la que sus fiduciarias han manejado más de 21 billones de pesos; y de la política energética, pues Sarmiento es el principal accionista minoritario de la Empresa de Energía de Bogotá, tiene una cuarta parte de Promigas y más del 10 por ciento de Terpel.

Por eso, los anuncios de Santos no solo dejan al partido de Vargas mucho mejor posicionado en el gobierno que a sus compañeros de coalición, sino que dejan a Sarmiento con una entrada aún más directa al corazón de Palacio.

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