Tampoco a Vargas Lleras le gusta la reforma política

A la reforma de equilibrio de poderes que se tramita en el Congreso le salieron dos enemigos poderosos que la pondrán a tambalear.

Por un lado, en un hecho inédito y escandaloso el viernes el fiscal general Eduardo Montealegre arremetió contra la reforma de “equilibrio de poderes” tildándola de “revanchista” por las decisiones de la justicia contra la parapolítica, y comparándola desmedidamente con la toma al Palacio de Justicia. Pero no es el único súper poderoso cercano al presidente Juan Manuel Santos al que no le gusta el proyecto que presentó el Gobierno. Tampoco al vicepresidente Germán Vargas Lleras le agrada la iniciativa y así lo ha dicho en reuniones con congresistas y frente al propio mandatario.

“(Vargas) ha citado a senadores de diferentes partidos a varias reuniones, desayunos, en la casa vicepresidencial. Y ahí ha dicho que esa reforma es un adefesio”, le contó a La Silla un senador de la Unidad Nacional santista.

Dos congresistas más, por aparte, le confirmaron a La Silla que asistieron a alguno de esos encuentros, convocados para hablar de “temas en general y no sólo de la reforma”.

Uno de esos congresistas, que no es de Cambio Radical, el partido de Vargas, dijo: “Lo que entendí es que no le gusta porque no tiene contenido importante o atractivo para la gente”.

Otra de las fuentes afirmó que el Vicepresidente también ha citado a representantes para comentarles sus peros al proyecto.

La posición no es desconocida para el Gobierno y de hecho generó un desencuentro entre Vargas y el ministro del Interior Juan Fernando Cristo. Sucedió días antes de que la reforma fuera radicada ante el Congreso en un consejo de ministros. Vargas dijo que no le gustaba la iniciativa porque no retomaba aspectos positivos de la reforma que él presentó cuando era ministro del Interior, Cristo la defendió y -según una fuente conocedora- Santos le dio la razón a su Ministro.

Otros tres congresistas santistas consultados creen que la movida de Vargas Lleras tiene que ver puntualmente con dos artículos del proyecto que determinan de alguna manera su futuro político: uno que lo obliga a renunciar un año antes para poder lanzarse a la Presidencia (actualmente no tiene que hacerlo) y otro que elimina la reelección, lo que reduciría sus expectativas de estar en la Casa de Nariño de ocho años a cuatro.

En las reuniones, según los dos congresistas que asistieron, Vargas no dijo eso explícitamente, sino que habló en general en contra de la reforma.

La Silla intentó comunicarse varias veces hoy con el jefe de prensa del Vicepresidente para preguntarle sus argumentos, pero no fue posible.

En el Congreso, Cambio Radical fue la bancada que más proposiciones metió al proyecto que acaba de ser aprobado en primer debate en la Comisión Primera del Senado, después de los opositores del Centro Democrático y del independiente Alianza Verde. Como las proposiciones quitan tiempo en la discusión de una iniciativa, un congresista de esa célula le dijo a La Silla que cree que ese partido que es gobiernista quiso dilatar la discusión.

Entre los artículos a los que se opusieron Germán Varón o Carlos Motoa -ambos de Cambio Radical- está el que estipula que los departamentos de menos de 500 mil habitantes tengan un senador por derecho. También el que permite a los partidos hacer coaliciones para presentar candidatos a corporaciones públicas. Y el que elimina la incompatibilidad de los congresistas para ser ministros (Varón lo apoyó, Motoa lo votó en contra).

La de Cambio Radical fue la única bancada de la Comisión Primera del Senado que se marginó de la discusión del voto obligatorio por considerar que ese artículo no tenía estudio y que no hacía parte de la propuesta original del Gobierno.

El senador Motoa le dijo a La Silla, no obstante, que no había ninguna oposición al proyecto; que Vargas Lleras únicamente les pidió “tener informada a la bancada del partido de lo que se aprueba” pero no votar en un sentido o en otro y que sí metieron muchas proposiciones pero aprobaron el 70 por ciento del proyecto.

De hecho, los dos senadores ayudaron con sus votos a aprobar el artículo que obliga a su jefe político a renunciar un año antes de las elecciones para poder lanzarse a la Presidencia.

En la Unidad Nacional hubo otros congresistas que no siempre votaron como quiso el Gobierno, como lo evidencia la aprobación del tribunal de aforados que el Ministro Cristo quiso echar para atrás y que generó la furia del Fiscal.

Habrá que ver cómo actúa la bancada de Cambio ahora que el proyecto aterriza en plenaria.

En cualquier caso, es posible que el disgusto de Vargas con la reforma y sus reuniones con congresistas no tengan gran efecto, debido a la malquerencia que genera el Vicepresidente en buena parte de la coalición santista.

“En el Congreso Vargas Lleras es más bien un pasivo”, le dijo a La Silla un legislador.

Quien, con un disgusto por razones distintas, sí pone a temblar la reforma del “equilibrio de poderes” es el Fiscal.

“Congreso intimidado”

Aunque hoy el Ministro del Interior criticó las declaraciones del Fiscal en contra de la reforma y el Gobierno citó a una comisión para acabar con el revuelo causado por la aprobación del tribunal de aforados, la iniciativa sí podría llegar golpeada a la plenaria.

Al menos, eso deja entrever lo comentado por algunos congresistas a La Silla. Cuatro afirman off the récord que las declaraciones del Fiscal ponen a algunos contra las cuerdas.

Montealegre señaló de revanchistas y de una segunda toma a la justicia a unos legisladores que eventualmente el ente que él dirige investiga, pues los congresistas son acusados ante la Corte Suprema por fiscales delegados y mucho del material de sus investigaciones es recopilado con apoyo del CTI de la Fiscalía.

“Lo que deja el Fiscal con sus palabras es un Congreso intimidado. Ha generado una tormenta y la impresión a la opinión pública de que la reforma hace daño”, dijo una de las fuentes consultadas.

“Yo estoy en el peor de los mundos. Si como ponente cambio algo van a decir que me le corrí al Fiscal, y si no lo hago que estoy persiguiendo a la justicia”, comentó por aparte el senador Armando Benedetti, uno de los ponentes de la reforma.

La furia de Montealegre se desató el viernes pasado luego de que la Comisión Primera aprobara la proposición que crea un tribunal de aforados para investigar y juzgar a altos funcionarios: al contralor, al procurador, al defensor del Pueblo, a los magistrados de las cortes y al fiscal.

Actualmente, todos ellos son investigados y juzgados por la Comisión de Acusación de la Cámara, más conocida como la “Comisión de Absoluciones” por su inoperancia.

Aunque no lo ha dicho explícitamente, debido a ese cambio se infiere que lo que le molesta al Fiscal es que eventualmente lo pueda investigar un juez y no tener la misma protección política del Presidente de la República.

Montealegre tiene una denuncia ante la Comisión de Acusación interpuesta por la Red de Veedurías Ciudadanas por presunta evasión de impuestos cuando era asesor de Saludcoop, y de la excontralora Sandra Morelli por supuestamente intervenir en la investigación del ente fiscal a Saludcoop.

La incomodidad de Montealegre de no tener ese fuero es tal que invitó a los “sectores sensatos” del Congreso a tener en cuenta las decisiones valientes que la justicia ha tomado y seguirá tomando.

Ya algunos magistrados de las cortes, según le explicó un congresista de la Unidad Nacional a La Silla que lo ha escuchado del Gobierno, se habían manifestado en contra del proyecto al punto que el Ministro Cristo le dijo a uno de sus congresistas que “tocaba sacar la iniciativa con mañita”.

De hecho, según dijo hoy Caracol Radio, en las próximas horas la Corte Suprema de Justicia se pronunciará apoyando al Fiscal.

Uno de los voceros de la Corte Suprema, su vicepresidente el magistrado Leonidas Bustos, estuvo la semana pasada en la Comisión Primera y ahí se trenzó en una discusión con la senadora Claudia López cuando ella se quejó de que en la secretaría del Senado había muchas solicitudes de la Corte Suprema para que se certificara la condición de congresista de varios legisladores.

Para López esto equivalía a una amenaza velada pues esta certificación por lo general se pide cuando la Corte va a investigar un congresista.

Según Caracol Radio, Bustos respondió que entonces mejor cerraran la Corte mientras se discute el “equilibrio de poderes”, lo que evidencia la relación tensa cortes-congreso.

Por cierto, el único de los aforados que no fue a la discusión en la Comisión Primera, a pesar de estar invitado, fue el Fiscal General.

Lo curioso de su rabia es que lo aprobado por la Comisión es más “suave” para él, por así decirlo, que lo contenido en el proyecto original del Gobierno, que al principio planteó un tribunal de siete miembros pero sin la posibilidad de un ante juicio político ante el Senado.

Después de eso, y a raíz de la arremetida del Fiscal contra el Proyecto, el Gobierno se echó para atrás y propuso un tribunal pero de cinco jueces que sólo investigaran. Le dejaba el juicio al Senado, como existe hoy.

Al final, gracias a una proposición liderada por Claudia López, la uribista Paloma Valencia, el santista Roy Barreras y el liberal Juan Manuel Galán, el tribunal aprobado será de nueve integrantes pero sí incluirá un ante juicio político. Es decir, que en la etapa de juzgamiento el proceso de un aforado deberá ser aprobado por el Congreso.

La novela del tribunal, del Fiscal y de los intereses de Vargas Lleras en la reforma de “equilibrio de poderes” apenas empieza, pero no es un buen comienzo dado el poder del Vicepresidente dentro del Gobierno. Pero sobre todo teniendo en cuenta que cualquier reforma seguramente será demandada y su futuro último estará en manos de los jueces que el Fiscal está azuzando en contra de ella.

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