Atando cabos

De acuerdo con las estadísticas de Mindefensa, los ataques terroristas y de otros grupos criminales se han duplicado desde 2010 hasta la fecha. Entre tanto, el 80% de los colombianos considera que la seguridad sí se ha deteriorado. ¿Qué está sucediendo?

La primera sospecha surge cuando las mayorías tramposas de nuestro Congreso aprobaron que el Ejército pudiera combatir a las guerrillas, pero que NO pudiera combatir a las bandas criminales –bacrim. Tan solo la Policía puede actuar hoy contra las bacrim. Esta discriminación tiene consecuencias insospechadas para la gran mayoría de los colombianos, como pasamos a demostrar.

Autorizados analistas consideran que con dicha discriminación les abrieron las puertas a las Farc para mimetizarse como bacrim tras firmar la paz. Para corregir este craso error está tratando el Gobierno de firmar una paz también con las bacrim. Ojalá no pretendan copiar la paz con narcotráfico tolerado que menciono más adelante.

La segunda sospecha nace de la opinión del presidente Juan Manuel Santos sobre el fracaso de la lucha de nuestro Ejército contra el narcoterrorismo y de su predilección por otras alternativas con sesgo de legalización, como cuando canceló el proyecto para establecer en Colombia bases aéreas estadounidenses contra el narcotráfico.

La tercera sospecha proviene de seis zonas de reserva campesina por 830.000 hectáreas ya aprobadas y por las once zonas de reservas en vía de ser aceptadas sobre 1.100.000 hectáreas adicionales. En una de ellas, en el Catatumbo, autorizó el presidente Santos la siembra de coca y prohibió erradicar o fumigar allí. Las Farc ya tienen autonomía para el manejo de estos campesinos, por ejemplo, no les permiten sembrar casi nada diferente de coca. Los laboratorios están en Venezuela.

Se rumora que en otras zonas de reserva campesina existen hoy autorizaciones similares. De estas zonas saldrán los votos para un número indeterminado de representantes de las Farc en el Congreso y los dineros del narcotráfico para comprar votos adicionales y llegar al poder, ya que no lo lograron por las armas.

La confirmación de las sospechas anteriores se relaciona con la pérdida de iniciativa de nuestras Fuerzas Armadas, a pesar de estar más profesionalizadas, mejor equipadas y entrenadas. Ya no parece haber órdenes claras para combatir a las Farc en ciertas zonas del país. El cese bilateral del fuego, ¿empezó a regir en las zonas de reserva sin necesidad de firmar y refrendar los acuerdos, entregar las armas y desmovilizarse?

No todos los tratados garantizan la paz. El gran economista inglés, John Maynard Keynes participó en el Tratado de Versalles, pero cuando regresó al Reino Unido soltó la lengua y escribió el libro titulado: “Las consecuencias económicas de la paz”, en el cual calificó como bobalicones a casi todos los participantes en este, porque “el Tratado es una amenaza permanente para la paz europea”, y acertó, causó la Segunda Guerra Mundial por sus exigencias económicas sobre los alemanes. Lo mismo podemos entrever y predecir sobre la paz de La Habana por sus exigencias económicas e institucionales, irreparables e irreversibles, sobre 48 millones de colombianos. Estamos marchando hacia un conflicto mayor.

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