¡A mí que no me ensucien!

"Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie" Concepción Arenal.

La mejor forma para que no te digan que estás sucio, es tirarles tanto barro y basura a los demás que ninguno se atreva a acusarte, porque si todos huelen mal, ¿a quién se le puede imputar que sea la fuente?

Esa es, sin duda alguna, la fórmula que están usando los capos de las Farc reunidos en La Habana para enfrentar a los torpes negociadores del Gobierno, que más parecen representantes de su contraparte que de los colombianos de bien.

Los "delincuentes" de las Farc, aunque la academia mamerta luche por catalogarlos como rebeldes o insurgentes, impusieron, o tal vez pudieron hacerlo con la complacencia del Gobierno, la base de los supuestos acuerdos en los que ellos no son culpables de nada, pues no secuestran, no son narcotraficantes, no asesinan indígenas en el Cauca, no reclutan niños, no extorsionan, no son victimarios sino las únicas víctimas, y por el contrario, somos los colombianos los culpables de todo.

Esto es una afrenta para los millones de colombianos que trabajan, cuidan a sus familias, cumplen la ley, entierran a los soldados que sacrificaron sus vidas por las de todos, pagan impuestos, creen en la decencia y el esfuerzo como camino para la superación y perseveran para que sus hijos vivan en una Colombia mejor que la que ellos recibieron.

Da repulsión y vergüenza que un Gobierno que es elegido por los ciudadanos para representarlos, se quede callado cuando un delincuente, no solo no se arrepiente, sino que trata de ensuciarnos a todos. Que el señor De la Calle y a quien él está representando en esa mesa de carnicería se quede en silencio, es un ultraje, así se vista bien y hable pausadamente. Empieza uno a sospechar de qué lado está él y sus compañeros.

Que no tengan la valentía para reconocer que están haciendo un papel denigrante en La Habana, pues ese es su problema, pero los colombianos no tenemos que pagar el precio de su incapacidad.

El método de distribuir falsamente la culpa, es una forma vergonzosa pero inútil de intentar hacer dóciles a quienes no tenemos por qué ser igualados con delincuentes. Si creen que por permitir que unos delincuentes nos ensucien a todos los colombianos, pensando que al creernos el cuento de la culpa colectiva, por eso no vamos atrevernos a exigir justicia, están muy equivocados. Los pocos que acepten la "culpa distribuida" pueden aspirar a conseguir trabajo como presidente o fiscal.

En Derecho, cuando no es posible individualizar la responsabilidad y el castigo que le cabe a cada uno de los causantes del daño, entonces no queda sino hacer que todos paguen y todos se responsabilicen. Pero este no es el caso. Los colombianos no somos tontos y sabemos muy bien quiénes son los delincuentes y los asesinos, quiénes son los culpables de los peores males de este país y también quiénes tienen que ir a la cárcel y pagar sus deudas con la sociedad que han torturado por medio siglo.

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