¡Qué semana tan larga!

El presidente Juanpa (como le gusta que le digamos) dijo con entusiasmo que la semana que ya pasó entregarían a los secuestrados. El General Alzate, el cabo, la abogada que los acompañaba, siguen en poder de sus interlocutores de La Habana.

Que las coordenadas, que las acciones militares, que si Uribe sabe, que si Piedad las recibió, que hay que esperar, en fin, las disculpas sobran como han sobrado en las anteriores oportunidades. Pasó la semana y las Farc no cumplieron. Juanpa (como le gusta que le digamos) sigue para adelante con las conversaciones, hay cosas personales más importantes que lo empujan a seguir en La Habana a pesar de los engaños.

Ahora aparecen en Medellín unos pasacalles de la guerrilla, ya están aquí o, mejor, volvieron aprovechando las debilidades del primer mandatario. Tampoco importa, es en la provincia, la meta está en Estocolmo.

Mientras tanto, el Gobierno entreguista anuncia despeje de grandes extensiones en el Chocó para facilitar la entrega de los secuestrados y para aprovechar zona tan importante, con costas sobre los dos mares, para otras cosas que ellos, sus interlocutores de las Farc, sí saben para qué sirven.

Por otro lado, asesinatos en la alejada isla turística de Gorgona.

Isla que servía de cárcel de alta seguridad porque fugarse de allí era imposible hace muchos años. Ahora, con toda la tecnología, asesinaron, tomaron sus lanchas rápidas y llegaron al continente sin ningún problema. La dificultad fue para dar la orden de perseguirlos por parte del jefe supremo de las Fuerzas Militares. Es que durante las conversaciones de La Habana no debemos molestar a esos angelitos.

Ya entregaron a los dos soldados secuestrados en Arauca. Las familias están tranquilas. El trofeo grande, importante para el Presidente, que lo obligó a suspender las conversaciones entreguistas de La Habana, sigue en poder de las Farc. Eso, mientras aprovechan el territorio con dos océanos y un caudaloso río para llevar y traer la mercancía que les da dinero y el poder que les dan las armas.

Con la entrega de los soldados en Arauca, Juanpa (como le gusta que le digamos) dijo que “ese hecho demuestra la madurez de los actos de paz, de los gestos de paz”. A esto, alguien, en un correo pasado por la TV dijo: “Si liberarlos es gesto de paz ¿Qué gesto es secuestrarlos?”.

Otra cosa: no creí nunca tener tanto poder sobre el alcalde de Rionegro. Dice que el arreglo de la carretera que pasa por mi casa de habitación no se hace porque Juan Gómez se opone (o, por lo menos, esa fue la información que recibí). A quién se le ocurre pensar que alguien se opone a que le arreglen la vía que va a su casa. Pero, volviendo al principio, ese es el error de elegir a funcionarios débiles, que se dejan manejar por otras personas. Hay que elegir buenos alcaldes, verdaderos administradores, con carácter, que sepan lo que hay que hacer y que no se dejen manejar por nadie, así sea por Juan Gómez.

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