Los pájaros le disparan a las escopetas

Colombia se ha distinguido por tener unas fuerzas armadas responsables, leales a la institución y comprometidas con la causa ciudadana. El Ejército, la armada y la Policía han hecho honor a ese reconocimiento nacional que se ha manifestado en las encuestas de opinión catalogándolos en el primer lugar de favorabilidad. El Ejército es el responsable de defender la institucionalidad, la Policía la seguridad y a la armada la soberanía, estas acciones las han desarrollado con decoro y compromiso patrio.

La proliferación de fuerzas desestabilizadoras del orden como la guerrilla, las bacrim, el narcotráfico y la delincuencia común, han puesto a prueba la fortaleza de esas instituciones; el Ejército con el accionar de los movimientos subversivos, ha sufrido vejámenes desde el 6 y 7 de noviembre de 1985, cuando el movimiento guerrillero M 19 con el apoyo de narcotraficantes en una azarosa alianza, se tomaron el Palacio de Justicia.

La desmovilización del M 19 nos ha dejado un sinsabor porque los miembros de ese movimiento subversivo recibieron el indulto para garantizar su incorporación a la vida civil y algunos de sus cabecillas deambulan por el Congreso de la República y por la Alcaldía Mayor de Bogotá gozando de los privilegios del poder, cuando los miembros del Ejército, liderados por el coronel Alfonso Plazas Vega, están condenados por acusaciones de hechos confusos mediante montajes a los videos y testimonios que no merecen credibilidad, según los defensores de los acusados y acolitados por Ángela María Buitrago, abogada investigadora de los hechos.

Las investigaciones de estos sucesos se han politizado, llegando hasta los miembros de las altas cortes, también la Corte Interamericana de Derechos Humanos acaba de fallar en contra el Estado para indemnizar a las víctimas presuntamente con testimonios falsos y presenta para ser juzgados por a la Corte Penal Internacional al expresidente Belisario Betancur, quien tomó la decisión de acometer la intervención del Ejército y también se investigan los altos mandos militares de la época, para responder por las víctimas y reconocer las indemnizaciones a que diere lugar.

Al parecer el testimonio del cabo Edgar Villareal Buitrago, a quien se le presenta como testigo para acusar al coronel Plazas, es falso según declaraciones presentadas al abogado periodista Fernando Londoño hecho público en una entrevista radial, porque según las palabras del entrevistado, en esos momentos se encontraba en un destacamento del Ejército en La Uribe, Meta, nunca conversó con el coronel acusado y tampoco estuvo presente en los hechos.

Ante estas graves situaciones no se sabe quién está mintiendo y cuáles son las fuerzas que están interesadas en distorsionar la realidad de los hechos. Por qué no se aceptó la declaración del testigo clave si públicamente ha dicho que están mintiendo quienes presentan su declaración como cierta. Existen muchas preguntas por responder después de 25 años de investigaciones; estos interrogantes deben ser resueltos por la justicia colombiana, antes de buscar organismos foráneos influenciados por fuerzas cuya procedencia y verdaderas intenciones desconocemos.

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